miércoles, 4 de junio de 2014

La invención del termo y el Secretario del Relato

En medio de la tontura que engalana nuestros días hubo dos inventos que resonaron con fuerza en la Comarca. El Opa dará cuenta de ellos porque le resultaron ilustrativos del estado de las cosas.
En primer lugar la oportuna admonición que ubicó en su lugar a un entrevistador torpe, ignorante y agresivo. Hace ya un tiempo, el tristemente célebre Orlando Barone intentó someter a Beatriz Sarlo a una chicana de esquina, barata y boba: la mujer le enseñó la semiótica de la dignidad con su “conmigo no, Barone, conmigo no”. Le marcó el punto a un idiota triste, un lamentable portador de micrófono de un programejo televisivo pródigo en idiotas. Tristes.
Ahora, a raíz del anteproyecto de Código Penal que se urde para la Comarca, uno de los Feinmann intentó hostigar a uno de sus autores. Con chicanas dignas del apellido (porque hay un Feinmann malo y otro pavote) el hombre quiso desvirtuar, tergisversar y malvender el discurso y las ideas del Sr. Carlés, autor del anteproyecto, acusándolo de disfrutar de la muerte de los esbirros. Éste le retrucó, con exquisita elegancia criolla: “...oiga, no sea cabeza de termo, ¿quiere? A mí no me alegra ninguna muerte.” Breve muestra, y suficiente, de un humanismo básico que no celebra ninguna muerte, que se conduele de todas ellas, de todas las variantes del sufrimiento ajeno.
Muestra también de la idea elemental de que un mal no se remedia ni se justifica con otro mal, que no se cancelan ni compensan, sino que se suman. Y que la tortura y el gatillo fácil que anhelan los termocéfalos de la Comarca ya son una realidad cotidiana para miles de olvidados, de los eternos caídos de todos los relatos.
Alguna gente bienpensante, de los que frecuentan al Padre Rigoberto, ha encontrado injuriante la respuesta del Sr. Carlés. Consideran que es deber de toda persona someterse al buen maltrato de un fascista, y que no consentirlo entraña una imperdonable falta de modales. El Opa piensa distinto.
El segundo invento es un poco más lamentable, porque inspira la idea rectora de todos los Feinmann de la Comarca. La presidenta Fernández de Neón ha decidido crear una Secretaría del Relato. Ha inventado un cargo de nombre pomposo, impronunciable y profundamente estúpido que el Opa ha tardado en aprenderse: “secretariodecoordinaciónestratégicaparaelpensamientonacionalypopular”. Sabrán disculpar que el Opa deba interrumpirse en el medio para tomar aire.
Piensa el Opa que los últimos que pretendieron un pensamiento oficial desde el Estado fueron los Marcianos, cuando su tío era ministro (ahora también es ministro, pero es distinto, aunque el Opa no entiende por qué). En aquélla época aciaga el pensamiento del palacio era Occidental y Cristiano, y en esos términos debía enseñarse y aprenderse absolutamente todo. No crearon cátedras ni institutos, porque los Marcianos manejaban todos los resortes estatales y amoldaron un discurso único a través del miedo y los falconverdes.
Si en la época de los Marcianos la mera idea de un pensamiento o ideología privilegiada como lengua del poder, era un espanto autoritario, también lo es ahora. Piensa el Opa en otras experiencias parecidas: la cantidad de “ismos” perversos que se expandieron como una gonorrea descontrolada por los pueblos más cultos de la Tierra y los mas incultos también. Piensa en el Comunismo, el Nazismo, el Fascismo, el Franquismo (esa inquina contra la idea de pensar). Todos ellos tenían un pensamiento oficial en el que indoctrinaban las dulces ovejitas.
La manada que encabeza la presidenta Fernández de Neón es pálida y timorata: se quedó en el gesto módico de alquilar a uno de sus más alambicados recitadores de humedades para que investigue, propague y difunda una cosa llamada “pensamiento nacional y popular”. Vaya uno a saber qué es eso, se persigna el Opa.
Pero recuerda que en la Capital de la Comarca hubo una mujer que quería conducir la escuela de ciencias políticas y proponía reemplazar a Weber por Jauretche. Estupidez supina que alaba el ombligo de torpes pelusas, el solipsismo cultural que a la tilinguería snob que cree que el cielo está en Miami, le opone otra tilinguería resentida que cree que el cielo está en, ponele, Lomas de Zamora.

Sabe el Opa que ese instituto no pasará de ser una más de las ocurrencias de la presidenta, un capricho caro, ineficaz y berreta que a lo sumo organizará algún simposio y editará algún librito. Y permitirán que el filósofo que lo encabeza (es un decir) pueda también acceder al parnaso Neonista y comprarse un piso en Puerto Madero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario