En medio de la tontura
que engalana nuestros días hubo dos inventos que resonaron con
fuerza en la Comarca. El Opa dará cuenta de ellos porque le
resultaron ilustrativos del estado de las cosas.
En primer lugar la
oportuna admonición que ubicó en su lugar a un entrevistador torpe,
ignorante y agresivo. Hace ya un tiempo, el tristemente célebre
Orlando Barone intentó someter a Beatriz Sarlo a una chicana de
esquina, barata y boba: la mujer le enseñó la semiótica de la
dignidad con su “conmigo no, Barone, conmigo no”. Le marcó el
punto a un idiota triste, un lamentable portador de micrófono de un
programejo televisivo pródigo en idiotas. Tristes.
Ahora, a raíz del
anteproyecto de Código Penal que se urde para la Comarca, uno de los
Feinmann intentó hostigar a uno de sus autores. Con chicanas dignas
del apellido (porque hay un Feinmann malo y otro pavote) el hombre
quiso desvirtuar, tergisversar y malvender el discurso y las ideas
del Sr. Carlés, autor del anteproyecto, acusándolo de disfrutar de
la muerte de los esbirros. Éste le retrucó, con exquisita elegancia
criolla: “...oiga, no sea cabeza de termo, ¿quiere? A mí no me
alegra ninguna muerte.” Breve muestra, y suficiente, de un
humanismo básico que no celebra ninguna muerte, que se conduele de
todas ellas, de todas las variantes del sufrimiento ajeno.
Muestra también de la
idea elemental de que un mal no se remedia ni se justifica con otro
mal, que no se cancelan ni compensan, sino que se suman. Y
que la tortura y el gatillo fácil que anhelan los termocéfalos de
la Comarca ya son una realidad cotidiana para miles de olvidados, de
los eternos caídos de todos los relatos.
Alguna gente bienpensante,
de los que frecuentan al Padre Rigoberto, ha encontrado injuriante la
respuesta del Sr. Carlés. Consideran que es deber de toda persona
someterse al buen maltrato de un fascista, y que no consentirlo
entraña una imperdonable falta de modales. El Opa piensa distinto.
El segundo invento es un
poco más lamentable, porque inspira la idea rectora de todos los Feinmann
de la Comarca. La presidenta Fernández de Neón ha decidido crear
una Secretaría del Relato. Ha inventado un cargo de nombre pomposo,
impronunciable y profundamente estúpido que el Opa ha tardado en
aprenderse:
“secretariodecoordinaciónestratégicaparaelpensamientonacionalypopular”.
Sabrán disculpar que el Opa deba interrumpirse en el medio para
tomar aire.
Piensa el Opa que los
últimos que pretendieron un pensamiento oficial desde el Estado
fueron los Marcianos, cuando su tío era ministro (ahora también es
ministro, pero es distinto, aunque el Opa no entiende por qué). En
aquélla época aciaga el pensamiento del palacio era Occidental y
Cristiano, y en esos términos debía enseñarse y aprenderse
absolutamente todo. No crearon cátedras ni institutos, porque los
Marcianos manejaban todos los resortes estatales y amoldaron un
discurso único a través del miedo y los falconverdes.
Si en la época de los
Marcianos la mera idea de un pensamiento o ideología privilegiada
como lengua del poder, era un espanto autoritario, también lo es
ahora. Piensa el Opa en otras experiencias parecidas: la cantidad de
“ismos” perversos que se expandieron como una gonorrea
descontrolada por los pueblos más cultos de la Tierra y los mas
incultos también. Piensa en el Comunismo, el Nazismo, el Fascismo, el Franquismo
(esa inquina contra la idea de pensar). Todos ellos tenían
un pensamiento oficial en el que indoctrinaban las dulces ovejitas.
La manada que encabeza la
presidenta Fernández de Neón es pálida y timorata: se quedó en el
gesto módico de alquilar a uno de sus más alambicados recitadores
de humedades para que investigue, propague y difunda una cosa llamada
“pensamiento nacional y popular”. Vaya uno a saber qué es eso,
se persigna el Opa.
Pero recuerda que en la
Capital de la Comarca hubo una mujer que quería conducir la escuela
de ciencias políticas y proponía reemplazar a Weber por Jauretche.
Estupidez supina que alaba el ombligo de torpes pelusas, el solipsismo
cultural que a la tilinguería snob que cree que el cielo está en
Miami, le opone otra tilinguería resentida que cree que el cielo
está en, ponele, Lomas de Zamora.
Sabe el Opa que ese
instituto no pasará de ser una más de las ocurrencias de la
presidenta, un capricho caro, ineficaz y berreta que a lo sumo
organizará algún simposio y editará algún librito. Y permitirán
que el filósofo que lo encabeza (es un decir) pueda también acceder
al parnaso Neonista y comprarse un piso en Puerto Madero.
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