jueves, 26 de junio de 2014

El juicio del siglo

Está alterada la Comarca, y aparentemente con justas razones. Son varias, el tiempo del Opa es tirano y no puede dar cuenta de todas ellas. Apenitas se conformará con comentarles una sola: se está cometiendo en la Comarca una gran injusticia. Bueno, miles, a cada rato, pero el Opa presta atención a una de ellas a la vez, para no empacharse.
Resulta que se está juzgando a un fiscal por investigar a empresarios amigos de la presidenta Fernández de Neón. Como el Opa no entiende mucho le pidió opinión autorizada a un primo que es ferretero, y de estas cosas sabe mucho.
Cuenta la historia que un molesto señor gordo destapó algunas fechorías por televisión: contaba en su relato cómo el extinto Néstor, Él, el marido de la presidenta, manejaba una red de testaferros con los que escondía las rupias y tombuctúes que se llevaba de la Comarca. Denuncia caliente, con personajes que ora se incriminaban a lo Cossar, ora se burlaban del señor gordo al que le habían dado ficción.
Y el fiscal del que hablamos, un tal Campagnolli, comenzó a investigar. Juntó alguna información, imputó, citó, buscó pruebas y pidió oficios al país de los bancos secretos. Y entonces comenzó el terremoto. Alguien recordó que sobre ese fiscal pesaba el mote de sheriff, misógino y antipobres, un tipo violento que se dedicaba a maltratar al pobrerío. Tiempo después lo acusaron de otras cosas: concretamente cuatro.
En primer lugar, de haber cambiado el objeto que investigaba: primero investigó a uno de los personajes de la cámara oculta como sospechoso de administración fraudulenta y extorsión, y después del programa del gordo malo cambió su posición a la de víctima. Ríos de tinta para cuestionar ese cambio, que en realidad estaba dentro de las facultades del fiscal.
En segundo lugar, se lo acusa de abuso de autoridad por realizar tareas de investigación que supuestamente no le correspondían, porque eran de una jurisdicción (federal) que no le compete. Sólo después del programa del gordo malo habría vuelto a impulsar ese caso. Sin embargo, los delitos que investigó (extorsión) si eran de su competencia. En el medio aparecieron pruebas de lavado de dinero, que es federal; y como el autor sería el empresario que construyó el mausoleo donde (dizque) descansa Él, el fiscal Campagnolli terminó mandando todo lo investigado al juez correspondiente.
En tercer lugar se lo acusa de haber filtrado a la prensa información reservada sobre sus investigaciones y procedimientos, que terminaron frustrándose porque estaban “escrachados”. Ahora bien, numerosas oficinas de la Comarca conocían esas investigaciones, porque tuvo que pedirles permiso para, por ejemplo, intervenir teléfonos. Una de las oficinas que conocía esos pasos es la oficina de prensa de la Fiscal General. El primo ferretero le dijo al Opa: “acordáte de eso: la Fiscal Gils Carbó sabía también de los próximos pasos del fiscal Campagnolli.” El Opa preguntó quién ganó y quién perdió con esa filtración. “Opa, ganó el empresario investigado, que zafó de algún allanamiento; y perdió el fiscal, que se quedó con las manos vacías”.
La cuarta acusación cuestiona el lenguaje con el que el fiscal Campagnolli se dirigió a la Fiscal General Gils Carbó (¿se acuerdan?). Se lo acusa de no ser mesurado y modosito, justo con la funcionaria de un gobierno tan mesurado y modosito. ¡Qué mal tipo! Tan aterrados se quedaron en la oficina de la Fiscal General que se olvidaron de poner en la denuncia cuáles fueron esas palabras que le quitaron el sueño a Gils Carbó.
Después, dice mi otro primo, funcionario, el Secretario de Lucha contra el Proxenetismo, que patoteaba pobres. Campagnolli, no mi primo. Bah, mi primo también, pero solamente cuando son esos indios del norte que vienen a acampar a la Capital de la Comarca, arruinándole el desayuno a la presidenta. Raro, tratándose de un hecho tan cuestionable, que no lo hayan incluido en su acusación. Raro también que sólo se acordaron que el tipo maltrataba pobres cuando se metió con los poderosos de la Comarca.

El Opa piensa que su primo ferretero no es muy instruido, y le quiso preguntar más detalles a su primo funcionario. Pero se fue de putas, le dijeron en el despacho. Entonces el Opa va buscando información por ahí, y se encontró con algunas cosas interesantes que comparte con ustedes.

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