jueves, 31 de julio de 2014

Son una “Orga”

Algunas vidas atrás el Opa trabajaba en políticas públicas. En alguna ocasión acompañó a un conocido especialista en políticas de seguridad que venía de trabajar para el gobierno de Él, el marido y antecesor de la Presidenta Fernández de Neón. Esto ocurrió en los primeros años del mandato, cuando comenzábamos a salir de lo que se llamó “default”. Pero eso es otra historia, y el Opa no quiere confundir a los lectores.
Le preguntó el Opa por las políticas que implementaría el gobierno de Él, ya que su discurso por momentos lucía “progre”. La respuesta lo llenó de estupor e intriga: “mirá, son una orga. No les importa nada ni nadie. Van a hacer lo que les convenga a ellos, más allá del discursito. Son una orga de cuatro que llegaron para quedarse con todo”. El Opa no entendió muy bien, y puede que su lábil memoria flaquee. Pero recurrió a esa misma memoria para desentrañar el concepto de “orga”.
En los tempranos ´70 las organizaciones armadas se llamaban a sí mismas “orga”. Las medidas de seguridad elementales de cualquier organización clandestina incluían una alta dosis de paranoia, porque debían estar todo el tiempo alerta a posibles (y frecuentes) infiltraciones, a delatores y desertores, aventureros y oportunistas. Por eso tenían una estructura militar en forma de pirámide: unos pocos jefes que decidían y daban órdenes a grupos que obedecían sin chistar. La obediencia también es un requisito de las “orgas”, porque no cabe ponerse a deliberar en medio de una balacera.
Esto también requiere fragmentar la información: sólo los líderes tienen derecho a tener la información necesaria. Nadie más. Para el resto, el silencio o las mentiras, o los fragmentos de verdad que sean útiles a las necesidades de los jefes. Por eso tampoco nadie podía cuestionar mucho: simplemente porque no sabían lo que ocurría alrededor. ¿Cómo es eso?, se preguntará el lector. Simple. Los militantes de las bases estaban “compartimentados” en células, en grupos de tres o cuatro personas que apenas se conocían y que respondían a uno, del que tampoco sabían mucho. Por elemental seguridad, cada miembro tenía que mantener estricto secreto sobre su pertenencia a una “orga”.
Así, al estar compartimentados, podían participar en acciones de superficie, como ir a una huelga o una asamblea, pero podían no saber que la persona que tenían al lado (un amigo, la novia) también pertenecía a esa “orga” u a otra. A medida que iban ascendiendo en sus responsabilidades pasaban a responder a otras personas, pero siempre bajo el mismo sistema: conocer poco del resto, obedecer sin chistar, no sacar conclusiones propias, o en todo caso callarlas religiosamente.
Los líderes sí sabían. Centralizaban todo el conocimiento. Personas, datos, estructuras, recursos, armas, refugios, dinero. Dinero. Decidían en función de sus intereses, con todas las cartas en su mesa íntima, de la que se excluía celosamente a cualquier otra persona. El resto no debía conocer las cartas. Tenían que no conocerlas, como presupuesto de la obediencia. Hay algo de mesiánico en ello, y mucho de desprecio por el semejante.
Es mesiánico arrogarse la clarividencia de los iluminados que saben a dónde van, y pueden dirigir las masas idiotas. Y hay un enorme desprecio en considerar al resto como un objeto, una ficha en el tablero del poder. Por eso para las “orgas” todo era una ficha, especialmente la vida del semejante. Era irrelevante que el semejante que moría como consecuencia de las acciones armadas fuera súbdito o enemigo, en todo caso su vida valía menos que el argumento que circunstancialmente querían difundir. La vida ajena era la tinta con la que escribían las páginas de su relato. Así, podían tirarle a Perón el cadáver de su hijo político, para demostrarle que la tenían bien larga. Había en las orgas una celebración de la muerte, que permitía naturalizarla y convertirla en mercancía política.
Eso eran las “orgas”. Fascismo de manual.
¿Cómo es que, según el conocido del Opa, Fernández de Neón y Él eran una “orga”? No matan gente, pero tienen la SIDE y los carpetazos para apretar y embarrar adversarios. No matan gente, pero tienen el mismo desprecio fascista por el otro, sea aliado o adversario. Si es aliado se lo puede someter a cualquier humillación manu militari, y después descartarlo. Los cretinos del conurbano y de varias provincias han conocido el ascenso y la gloria, antes de ser prolijamente defenestrados. Si es adversario es por definición un enemigo que no merece respeto y debe ser aniquilado políticamente. Salvo cuando el enemigo demuestra tener igual o más poder que ellos, y en ese caso concederán negociaciones en la lógica de un acuerdo entre gángsters. Y siempre, en todo caso, esos acuerdos serán travestidos en un relato para que los cumpas, hacia abajo, propaguen y repitan.
La “orga” en el Palacio se maneja sin escrúpulos, sin rendir cuentas, sin asumir errores: infalible y arrogante, en medio del incendio. Psicópatas de manual, las culpas de sus errores son siempre de los otros, de cualquier otro. Irresponsables de manual, los daños de sus desastres los pagan los otros, siempre los otros. O sea, nosotros.

domingo, 27 de julio de 2014

Palestina

Luego de mucho tiempo el Opa vuelve a escribir, ahora sobre el conflicto en Medio Oriente, que es un tema que lo excede como tantos otros. Pero al Opa le gusta meterse en camisa de once varas, así que aquí estamos. Y de paso, agradecería que alguien le explique eso de las once varas de la camisa, que nunca entendió.
Para comenzar, el Opa concluye que lo que se vive en Palestina, y más específicamente en Gaza, es una limpieza étnica. Nos hemos acostumbrado a oír ese constructo en relación a las matanzas en los balcanes, o en África. Bueno, se puede decir que Israel se ha embarcado en una limpieza étnica: quiere limpiar de palestinos su área de influencia. Cuenta para ello con la colaboración de Hamas, empeñado en martirizar a su propio pueblo.
Al término de la segunda guerra mundial el mundo civilizado tenía mala conciencia por haber permitido y facilitado el Holocausto judío. Para redimirse le ofreció a los dirigentes sionistas un fragmento de tierra que según sus mandatos religiosos le pertenecían por ser el pueblo elegido. Es decir, según ellos, una entidad supranatural les dijo que ese lugar que se llamaba Palestina les pertenecía y debían instalar allí el nuevo Estado de Israel. Había un pequeño problema: Palestina estaba llena de palestinos.
Así que los nuevos propietarios fueron corriendo a los antiguos con la eficiente persuación de las balas y las bombas. Los palestinos no estaban tan de acuerdo, y se defendieron con más balas y más bombas.
Más cerca en la historia los palestinos votaron a Hamas, una fuerza política y militar, para que rigiera los destinos de ese país dividido en fragmentos dispersos. Hamas nació con el propósito, poco loable, de exterminar al Estado de Israel; pero en los últimos años todo parecía indicar que estaban de acuerdo en cancelar su programa de exterminio a cambio de la paz y de ciertas condiciones de soberanía.
El problema es que Hamas no tiene, ni tuvo, el monopolio de la violencia. Sucedió que otros grupos integristas islámicos siguieron combatiendo contra Israel, a pesar del esfuerzo (a veces) de Hamas por evitarlo. Hasta que Israel volvió a atacar a regiones palestinas, lo que a su vez llevó a Hamas a reasumir sus posiciones más extremistas.
Sabe el Opa que el mes pasado tres adolescentes israelíes fueron secuestrados y asesinados, y que Israel sostiene que los victimarios pertenecían a Hamas. En toda guerra la primera víctima es la verdad, por lo tanto cualquiera de estas versiones deben tomarse con extremo cuidado.
A partir de este crimen deleznable Israel comenzó una guerra contra Hamas. El problema es que Hamas se refugia en los intersticios de Gaza. En medio de su población civil jaqueada por las enfermedades y el hambre debido al bloqueo de Israel, que convirtió a la zona en un inmenso campo de concentración. Parece que hasta la ONU ha detectado armamento pesado en hospitales y escuelas de Gaza, comprado con los recursos destinados por la cooperación internacional para asistir a los palestinos. Los israelíes argumentan que siempre habrá víctimas civiles cuando ataquen una base de lanzamiento de misiles de Hamas, porque Hamas usa a su propio pueblo como escudo humano.
En alguna vida pasada el Opa ha escuchado jóvenes israelíes afirmando que si mueren niños palestinos es por culpa de Hamas, que se esconde en la guardería. El Opa encuentra que este argumento es profundamente cínico, psicópata y sádico. Es como afirmar que uno puede fajar a la esposa, y que la culpa es de ella porque cocinó mal los panqueques. Sabe el Opa que hay gente así en la Comarca. Pero estos otros ñatos son más peligrosos, porque matan gente.
Explicaremos de nuevo: un fulano del ejército israelí dispara un misil que mata 9 chicos y 12 adultos, de los cuales 3 eran soldados de Hamas. La culpa de las muertes no es del fulano, ni siquiera de los tres soldados, sino de Hamas, como una entidad grisácea e indeterminada. Y en definitiva, de todos los palestinos que votaron a Hamas.
¿Podría Hamas abandonar las poblaciones civiles para evitar que masacren a su pueblo? Es difícil, porque hablamos de un territorio de once kilómetros de ancho por cincuenta y uno de largo que alberga a casi tres millones de habitantes, aunque cada vez son menos (los habitantes, no los kilómetros). Para que se entienda, es un 62,5% de la superficie del égido urbano de Córdoba (contando la Isla de los Patos), con el doble de su población. No hay mucho lugar para esconderse.
Pero además campea la certeza de que aún si se amontonaran todos los de Hamas en, digamos, algo así como la Isla de los Patos para poder eliminarlos tranquilamente, aún así Israel seguiría bombardeando escuelas y hospitales, casamientos y cumpleaños. Porque hay, en el lado israelí, esa patológica transferencia de la responsabilidad por el daño causado, esa voluntad de destrozar palestinos y culparlos de su muerte. Recientemente una diputada dijo que habría que matar a las mujeres palestinas, así no procrean más terroristas. Para los lectores bienpensantes, imaginen si eso lo dijera Putin sobre las ucranianas, o la Thatcher sobre las irlandesas.
Lo cierto es que ambas partes han decidido deshumanizar al otro, convertirlo en un objetivo bélico que se puede convertir en guiñapos sanguinolentos, en cruces estadísticas. Pero los palestinos están encerrados en su tierra, sin poder salir, y con Hamas a esta altura como una mera excusa. Campea en Israel la idea de que la paz sólo llegará cuando hayan exterminado hasta al último palestino.
Y eso, mis amigos, es limpieza étnica. Y eso, en la Comarca, se llama genocidio.





sábado, 19 de julio de 2014

Todos mienten

Trasega el Opa una preocupación insidiosa. Mira las noticias, saca cuentas, vuelve a mirar y sigue pensando. Le cuesta entender que cosas tan incompatibles ocurran en la Comarca. Sabe el Opa que las opiniones son libres y cada uno es dueño de interpretar lo que se le ocurra, pero no abandona la intuición básica de que las cosas son de una manera o de otra. Que hay un sustrato de los hechos que no pueden obviarse con ligereza. Y vuelve a leer los diarios.
En ellos ve que coinciden las fotos: está la presidenta Fernández de Neón con el presidente ruso. Los diarios neonistas insisten en la importancia estratégica de expandir nuestra influencia hacia un grupo de países que se sustrae a Europa y Estados Unidos para conformar un polo alternativo de poder. No está mal, piensa el Opa. Recuerda las relaciones carnales con el gran país del norte y le duelen las asentaderas. Recuerda los capitales españoles, franceses, italianos que se quedaron con las empresas públicas de la Comarca, y le duele el vaciamiento.
Ahora bien, ninguno de esos países es un ejemplo de democracia y “derecho sumanos”, que tanto les gusta referir a los neonistas. China es una dictadura de comunismo de mercado, una inmensa cárcel de trabajos forzados que fabrica productos baratos para copar mercados extranjeros, y el principal comprador de nuestro “yuyo que crece al lado de la ruta”. Rusia tiene el récord mundial de periodistas asesinados, gays asesinados, opositores asesinados, verdades asesinadas. Es un país imperialista que ha invadido una y otra vez a todos sus vecinos. La unión soviética no fue más que una excusa ideologizada para hacer lo que siempre hizo, antes y después del comunismo: convertir a toda la región en un campo de concentración. El Opa entiende por qué ese régimen de indoctrinación masiva y negocios oscuros es venerado por algunos neonistas. Ya volveremos a hablar de las verdades.
India no ha logrado reducir sus inequidades, pero tiene bomba atómica, un mercado gigantesco y toneladas de dinero sucio conviviendo con la miseria más espantosa. Sólo Brasil queda al margen del cuestionamiento del Opa, porque pudo sumar inclusión y desarrollo social a una democracia estable. Además, no olvida que Dilma, su presidenta, no tuvo empacho en mandar a la cárcel a varios ministros corruptos, incluyendo la mano derecha del venerado Lula da Silva.
Ese es el selecto club al que la presidenta nos lleva.
Decía el Opa que no está mal abrirse a otros actores, sobre todo si hay alguna posibilidad de articular estrategias de crecimiento. Pero le llama la atención que algunos medios consideren que ingresamos al zenith de la historia que acabará con el imperialismo cipayo, y otros crean que vamos en dirección a una versión local de esos populismos autoritarios y sangrientos. Algo tiene que haber en el medio.
Cree el Opa que en el medio no hay nada. Que hay que sumar las narrativas. Que es cierto que los de Clarín son golpistas, pero también es cierto que la presidenta Fernández de Neón pretende un discurso único. Es cierto que los del campo son maestros de la evasión y el golpe, pero también que Cristina les quiso manotear la renta agraria con fines inconfesables. En estos términos en la Comarca no hay malos y buenos: hay malos y peores.
Por ejemplo: el vicepresidente. A medida que se encuentran pruebas y conexiones con nuevos negocios oscuros, recrudecen los ataques al juez que lo investiga. Así, lo han emparentado a un dirigente neonazi, porque concedió personería jurídica a su partido político. Eso implica acusarlo directamente de nazi también. Y entonces, denunciar que las investigaciones contra Bubú son parte de una conspiración nazi-clarinesca, que como todos sabemos, miente.
Ahora otro juez lo está investigando por comprar un auto con papeles truchos. Dicen los neonistas: “bueno, ¿quién no compró un auto flojo de papeles?” Tema menor. Luego se supo que una empresa que aparentemente le pertenece embolsó siete millones de rupias por un trámite que debería haber hecho gratis el ministerio de Economía cuando Bubú era el Ministro. Crujen los dientes de la máquna del relato, porque todavía no saben cómo explicarlo. Pero será culpa del juez.

Volviendo a la verdad, lo cierto es que hay una necesidad atroz de modelarla de acuerdo al interés, a la creencia, al relato. A dibujar los hechos mismos, y si no se puede, a permitirse el delirio y la estupidez para interpretarlos. Es esto lo que al Opa lo indigna. Que lo tomen por estúpido, ya que Opa es desde antes. Que crean que es posible decir que alguien tome en serio algunas de las cosas que dicen. Pero, ya se sabe, es pródiga la Comarca en crédulos y paparulos. Están por todos lados.

domingo, 13 de julio de 2014

Crónicas de la Comarca: Alemania

El Opa comienza esta crónica a los 10 minutos del primer tiempo. Argentina presiona con solidez, defiende con templanza, se ordena con orden, valga la redundancia. Mascherano le pelea al árbitro y Klose finge una falta peligrosa. Demichelis rechaza aún encandilado por un parche de sol. Y de repente uno de los alemanes le desajusta un omóplato a Garay. Argentina le juega de igual a igual a Alemania, que presiona con fuerza pero sin lograr entrar del todo. De repente una oportunidad de oro, pero Higuaín falla. Justo hoy.
La defensa argentina protege el área, pero permite demasiado juego demasiado cerca, todo lo cual frunce al Opa because, Alemania. Alemania astutamente mantiene la posesión de la pelota, en parte par tratar de encontrar el hueco y en parte para evitar que Argentina le haga maldades. Largo pase para Klose, que aterriza en manos de Romero. Vuelve a fruncirse el Opa cuando dos alemanes quedan en orsai. Primera amarilla: Schweingister. Se arma una recuperación interesante y un par de pases mágicos, y viene un golazo del Pipa, pero fue posisión adelantada. El Opa lo gritó y todo. Sacan a Kremer, con la mirada perdida y el omóplato de Garay incrustado en la mejilla. La mirada de Löw es inescrutable.
Lavezzi ensaya una cosa para sacarse a los alemanes de encima, y lo bajan de un sablazo. Después hacen lo mismo con Zabaleta: amarilla para Loewedes. Espera el Opa que esta sea una buena señal. Combinación excelente de Lavezzi con Messi, y es corner, pero Manuel tiene otros planes y se lleva la pelota.
Contraataque jodido, y estupenda atuación de Romero. Sabella es el rostro vivo de la angustia. Nuevo contraataque argentino, que se diluye. Falta obvia de Müller, gratuita, que mereció una amarilla que no le llega. Error de Mascherano: le interceptan un pase, pero Romero responde. También le responden los palos, aún cuando uno de los alemanes está en posición adelantada. Llega el entretiempo y el Opa va a prepararse un mate y aflojar el alma. También el alma.
Comienza el segundo tiempo con otra posicion adelantada de Higuaín. Minutos más tarde Messi pierde uno increíble. El Opa tiene los, ehem, goles, en la garganta. Pero piensa que eso no deja de ser un buen indicador.
Falta peligrosa que odría haber sdo un tiro libre desde el punto de penal. Rojo manoteándole la camiseta a Müller, que no está dispuesta a dársela hasta que termine el partido. Rodillazo del arquero alemán sobre Higuaín, que hubiera ameritado una sanción grave, pero el árbitro está en otra: Mascherano va i lo ladra. Gravísimo error arbitral. Pero alemania sigue desperdiciando oportunidades.
Lo agarran a Agüero en el área, debió ser penal. Amarilla a Mascherano por una falta que no lo ameritaba. El Opa ya está sulfurado y recuerda la dudosa moral íntima de la madre, la hermana y la hija del árbitro, que en venganza le clava una amarilla a Aguero. Nueva seguidilla de ataques alemanes que terminan en ningún lado. Argentina tampoco puede jugar a nada, porque estan todos los alemanes encerrando su área.
Entra Palacio por Higuain, a ver si puede aportar más dinamismo a un partido estancado. Efectivamente, participa en una jugada interesante que finalmente lo encuentra demasiado lejos y muere en las manos del arquero alemán. Höwedes se tira cual Robben, pero es ignorado por el árbitro.
Agüero se resbala y cae en medio del pase perfecto, a minutos del final. El Opa grita “¡volvé Pocho!”. No, Eduardo César, no era para vos.
Entra Lady Gago por Enzo Pérez, y esto al Opa no le gusta. Ruega tener que meterse sus palabras donde mejor le cupieren. Lo guadañan a Biglia frente al arco, pero el árbitro esta tratando de pasar de nivel en el Candiy Crush.
Sale Klose, enta uno que no salió del closet. No se puede entrar a jugar peinado a la gomina. Un rato después ese tipo dispara un pelotazo trapero que Romero contiene, mientras indica a la monada que suba. Un rato más de jugueteo maula y nos vamos al alargue.
Arrancamos cun una prueba de los reflejos de Romero, que responde como siempre. Después, lo mismo de siempre, presión de Alemania, intentos de contraataques argentios. Palacio queda solo frente al arco y vuelve a perderla. El Opa sigue soñando con el gol de Di María a los 118. A Agüero se le vuelve a escapar la tortuga. Mascherano sigue aguantando rivales. Palacio, literalmente, echa moco. Y termina el primer tiempo.
Comienza el último tramo del partido. Palacio vuelve a perder el colectivo. Tiro libre jodido para Alemania. Ahora Agüero le abre el pómulo al 7 alemán, y eso no puede ser bueno. Argentina no pudo aprovechar su ausencia momentánea. Y el muchacho de peinado con gomina queda sólo frente al arco, convierte un gol y le hace tragar sus palabras al Opa. Más que nunca sueña el Opa con ese gol agónico, ese pulmotor de su esperanza abollada pero aún de pie. Un cabezazo agónico de Messi que no dejó de buscarla, pero termina en el techo del arco. Falta a Messi sobre la hora, con el 7 alemán tirado haciendo tiempo. El pelotazo termina en la tribuna.
Termina el partido con enorme pena del Opa, que la vio de cerca. Piensa que Alemania jugó mejor, Argentina no le encontró la vuelta, y que sólo una distracción en el último minuto impidió el milagro. Apaga el televisor. La única persona que respira aliviada es la esposa de Romero, porque Rihanna se quedará sin estrenar la lencería nueva.

miércoles, 9 de julio de 2014

Crónicas de la Comarca: Holanda

 El Opa es una masa de nervios, como nunca antes de un partido de balompié. La reciente bravata alemana que despanzurró a Brasil lo ha dejado cauteloso y anhelante, animado y con julepe. Piensa el Opa que a los miedos hay que enfrentarlos con hidalguía, como esos once pibes que están ahí entrando a la cancha.
Comienza el partido con el equipo argentino sólido en la posesión de la pelota, ordenado y compacto, con buena capacidad para recuperarla. Holanda dedica su tiempo a una circulacion estéril para desgastar y distraer al rival mientras busca el hueco. Primera infracción a Lavezzi, y un tiro libre que es una oportunidad clara. Perdida.
Primera salvada importante de Mascherano, e infracción sobre este chico Pérez, que se enterró la pelota en el hígado. Primer disparo franco de Messi, que resulta impecable, como la atajada del hombre de verde. Argentina muestra vocación de gol, y espera el Opa que Máxima tenga la chance de ir al baño de su casa a gritar en la clandestinidad un gol argentino. Un botinazo al aire casi decapita a Mascherano, pero los petisos tienen la virtud de encogerse rápido cuando el patadón acecha.
Otro patadón desvía el cabezazo certero de Garay y le deja un chichón importante, pero el gol se siente cerca. Hasta que Mascherano se pega un cabezazo de los feos. Se frunce entero el Opa, pero el tipo es un gladiador y vuelve a la cancha.
Romero aparece con dos reacciones importantes en un momento de acoso: es reconfortante que recién tenga que jugar a los 30 minutos del partido. El holandés pelado cuyo apellido lo emparenta con el Vicepresidente de la Comarca no ha podido desplegar su peligro (notar que el Opa se toma ciertas partes de su anatomía izquierda, con las dos manos). Demichelis propina un oportuno patadón a Sneijder, que el árbitro no sanciona con dureza. Messi se estrella conta una pared naranja y el árbitro, con buen sentido, parece exigir que no irrumpa la violencia. Finalmente amarilla para Martins Indi, que pretende taparlo a manotazos. Termina el primer tiempo y el Opa va al baño a liberar, entre otras cosas, tensiones.
Llueve ahora en Sao Paulo, y se pregunta el Opa si eso favorece o perjudica a alguno. Arranca el segundo tiempo con infracción fuerte sobre Pérez, y esto sólo puede ser una buena señal (menos para Pérez, claro). Mientras tanto, a Garay se le salió uno de los championes y le pegó de volea con el otro nomás: un mostro. Caramba, amarilla para Demichelis que quiso ayudar a Robben para que no se caiga: el pelotazo del tiro libre le voló el paquete de tutucas a un japonés en la tribuna.
Se siente la ausencia de Di María en la creación de espacios a pura velocidad. El equipo sigue sólido pero les cuesta encontrarse cerca del área naranja. Hay que decir que tampoco el adversario deja muchos huecos, y se ha concentrado en su defensa. Se lastima Biglia, pero sale De Jong, una amenaza constante.
El partido sigue tenso e intenso, y la selección parecen no encontrarle la vuelta a la naranja mecánica, que de todos modos tampoco puede hacer mucho. En otro cabezazo se lastima el 7 holandés. O sea, el jugador, no el 7. Bueno, se entiende. Jugada interesante de Higuaín, pero Messi la aloja detrás del arco. Frustrada ilusión del Opa cuando el Pipita convierte, pero el árbitro encuentra que estaba en posición delantada. No es así, nos han robado un gol, hasta el Opa lo nota. La próxima será.
Sale Enzo Pérez y entra Palacio; sale Higuaín y entra Agüero. Ruega el Opa que esto traiga energías en el ataque. Hay un poco más de presión, pero sin lograr completar los pases en el área rival. Suda frío el Opa, viendo cómo los arranques argentinos terminan en manos (o pies) holandeses. Un único descuido grave deja a Robben casi frente al arco, y nuevamente Mascherano se recibe de héroe. Esto se va al alargue y será un sufrimiento largo.
Sale Van Persie, pero queda Robben, que atraviesa tres defensores para entrar al área chica. ¿Quién defiende? Mascherano, que está de turno. Robben ahora lo intenta desde lejos, pero Romero responde. Sale Lavezzi y entra Maxi Rodríguez. Están todos exhustos. Vino un centro perfecto, y el Kun estaba tendiendo la ropa. Termina la primera parte del alargue. Sueña el Opa con ese gol de Di María a los 118 minutos.
Comenza la segunda parte con una picardía de potrero del Kun, y Zabaleta lastimado en otro choque. Le ponen en la boca una gasa enorme y a seguir luchando. Espera el Opa también que se encienda Messi, que ha sido neutralizado por un ejército anaranjado. Que se encienda y construya alguna cosa mágica que termine con la incertidumbre y devuelva la sonrisa. En lugar de eso vino un cabezazo tímido de Palacio que quedo en las manos del arquero. Y se despierta Messi con un centro magnífico, pero Maxi le pega suavecito. Y después de una enormísima fruncida (enorme aparición de Mascherano) nos vamos a penales.
No alcanzaron a hacer entrar al grandote que asustó a Costa Rica, pero esto igual es una lotería. Las cámaras toman la lista de Sabella, que encabeza Messi. Patea primero Vlaar y Romero ataja. Messi, y es gol. Robben, y entra al ángulo opuesto al que eligió Romero. Garay, y es gol. Van Persie, ¡y Romero ataja! El Kun, y es gol. Kuyt, y es gol. Maxi Rodríguez, y estamos en la Final.
El Opa a los gritos sólo en su casa, a punto de moquear: a sucedido lo impensado.

sábado, 5 de julio de 2014

Crónicas de la Comarca: Bélgica

Y debutó Higuaín en el Mundial silenciando a mucha gente, incluso al Opa que lo viene vituperando parejo. El partido había comenzado con claro dominio argentino, que logró encontrarle la vuelta al mediocampo belga. Previo al gol hubo unos lujitos de Di María, y de Messi en la asistencia, que hicieron suspirar a la tribuna. La defensa, eterno talón de Aquiles, parece funcionar lo suficientemente bien como para obligar al adversario a patear ladeado y desde lejos. Hasta ahora.
Hay uno de ellos con la cabeza llena de rulos, un estertor setentista que mide como 2 metros de altura con peluca y todo, que se comió de cerca todos los bailoteos de Messi: tendrá algo interesante para contarle a los nietos.
Es interesante ver cómo los belgicanos (ese maravilloso getilicio descubierto por la inefable Karina Olga de las pampas) han comenzado a dominar el arte de zambullirse fingiendo un foul: Robben hace escuela en los países bajos.
Hasta que le encuentran el agujero al colador, por los costados y por el centro, con un bombazo que controla Romero. Y después Di María duda, impersonado en su asombroso parecido con Franz Kafka, en el absurdo de encontrarse rumbo al arco con apenas pocos obstáculos, y se come lo que podría haber sido un gran gol, para despues acalambrarse la pata. Pero es, como Gregor Samsa, una cucaracha resiliente que encontrará la forma de seguir adelante. O no, porque para desesperación del Opa parece que sale de la cancha. Estupor en la Comarca. Entra Enzo Pérez, y la prodigiosa ignorancia futbolera del Opa ruega que su nombre oriental venga cargado de buenas sorpresas.
Leve desajuste en la seleccion, que parece no encontrar la pelota. Hasta que parece encontrarla, y los belgas no tienen más remedio que rodear a Messi para darle una pateadura feroz en la entrada del área. Igual, el tiro libre sirve para decapitar un japonés en la tribuna.
Los defensores que marcaban a Higuaín comienzan a impacientarse entre ellos. No resultan tan malos después de todo, han molestado muchas jugadas interesantes. También el árbitro, cortando el primer tiempo en pleno ataque argentino. Casualidades, piensa el Opa. Mientras, respira aliviado al comprobar que Argentina ataca, intenta, y hasta tiene momentos de juego bonito. Y piensa que hasta ahora Bélgica no ha sido más que Suiza.
Pasado el estupor inicial, pareciera que quedó un vacío en el ataque. No se refiere el Opa a un asado, sino a la pieza ofensiva que parece faltar en los intentos de Argentina. Se espera que se encuentren las alternativas, pero es cierto que los melones se acomodan andando.
Por lo pronto llegó un centro magistral de Lavezzi que no encontró quién lo embocara, y más ataques de la selección. Higuaín, iluminado, perdió otra oportunidad que hubiera sido un gol maradoniano, después de apilar adversarios. El juego crece en intensidad, lujitos, patadones y ataques belgas.
En el breve descanso de un tiro libre Messi se acerca al árbitro para mostrarle las huellas del juego: aguanta las pelotas como un héroe, pero eso no lo libra de los golpes. Sale Lavezzi, para tristeza de la platea femenina, y entra Palacio, uno que generó sorpresas buenas.
A medida que transcurre el partido se pregunta el Opa qué pasa con las tarjetas rojas, porque los tipos ídem están repartiendo patadones aleves como si estuvieran en un potrero de Villa Los 40 Guasos. Viene amonestación para Biglia, en el marco de una falta dudosa. Faltan 12 minutos y las tías beatas del Opa están “con el Jesús en la boca”. Aclara el Opa que la prima también, pero Jesús se llamaba el sodero. En fin, volvamos al partido. Pero, oh, no, entra Lady Gago por Higuaín. Justo ahora que el tipo se reivindicaba.
Piensa el Opa que las posiciones adelantadas están salvando a Argentina. El señor de las motas setentosas por tercera vez aborta una jugada clave: 6 offsides cometió el adversario. Más una falta mal cobrada que nos salvó el puchero. Cinco minutos más y no cesa el hostigamiento. Están casi tan cerca del gol uno de otro, y los belgicanos bombardean con pasión y constancia. En un último ataque argentino el arquero rival ataja un mano a mano que podría haber terminado el partido. Pero no, quedaba un último intento belga que podria depositarnos en el alargue y la incertidumbre.
Sólo en ese momento nota el Opa que había dos jugadores con esos pelos enormes del Mundial ´78. Y entonces, por la mera invocación de aquélla sede infausta, se termina el partido.






jueves, 3 de julio de 2014

La Patria Populista

Sigan ideas, no sigan a hombres. Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en antorcha que mantiene viva a la política democrática.”
Raúl R. Alfonsín, ex-presidente.

La corrección política es una enfermedad degenerativa que carcome lentamente las neuronas. Se empieza por hablar blando y se termina pensando blando. O al revés, no estoy muy seguro.”
Mr. Bugman, bicho.

El Opa ha tenido en estos días varios encontronazos con el populismo en distintos envases y proporciones térmicas. Ha comprendido que su epidermis imprecisa tolera cada vez menos esa costumbre de agitar banderitas como orates, mientras una banda de orangutanes de pechera te bolsiquea y te chamuya al oído. Ha amanecido en él que los populismos son una afrenta a la dignidad individual y a la inteligencia colectiva: nos sometemos de a uno para conformar un pueblo idiota.
Cuando discute sobre el populismo se le vienen a la mente varias definiciones y ejemplos. Un ilustre amigo del Opa ha sostenido que consiste en la voluntad de no pagar los gastos de la fiesta. Agrega el Opa: de creerse con un derecho divino a no pagar los gastos de la fiesta. Una colectivización de la resaca y las multas del consorcio, aún para el vecino que no fue a la fiesta porque al otro día se levantaba a laburar a las 7.
Piensa en el culto a la imagen, y rápidamente se atropellan en su mente simple las contradicciones de la Patria Grande: el presidente de Costa Rica ha ordenado eliminar los retratos de los presidentes, y prohibió el culto a su propia personalidad. Mientras tanto, acá, la presidenta Fernández de Neón propone gigantografías de dos ex presidentes, dos líderes populares: don Hipólito Yrigoyen y el coronel Juan Domingo Cangallo. Uno de ellos ha derrocado al otro y ha inaugurado la saga sangrienta de los golpes de estado en la Comarca: la invasión de los Marcianos en 1976 reconoce su intento inaugural en aquél frío 6 de septiembre de 1930. También el coronel se ha apropiado de parte de su legado, implementando las políticas sociales que el otro no pudo poner en marcha porque lo impedían los mismos conservadores nazionalistas que luego formarían parte del gobierno del coronel.
Aún hoy, sarracenos y pleistocenos sufren cada publicidad oficial de obras públicas con el consabido: “Gestión Fulano de Tal”, como indicando que a ese puente, esa calle o ese lupanar lo ha regalado la presidenta, el gobernador o el intendente. Como si no hubiera sido pagado con los dineros de todos, como si de ese dinero no se hubiera distraído al menos un 20% para lubricar sus carreras políticas.
Nobleza obliga: el Opa tampoco se lleva bien con el culto a la imagen de Alfonsín, que si estuviera vivo sacudiría coscorrones a diestra y siniestra entre los militantes alfonsinistas, enojado con enojo de gallego calentón porque en lugar de construir ideas siguen con los cantitos del ´83: “volveremovolveremo...”
Además del culto a la imagen, lo que caracteriza a esta insidiosa gripe mental es la pretensión de los gobernantes de ponerse por encima de las leyes. La idea de que la causa o el relato perdona todo, justifica todo, y que la mera apelación al respeto por la ley es una mariconería burguesa, pantuflera y buchona. Así, saquear un frigorífico puede ser una “expropiación popular”, usurpar las donaciones populares para los inundados puede ser una “expresión de compromiso político”, robarse hasta la fábrica de billetes es una “gestión para poner al servicio del pueblo la soberanía monetaria”. Se han nacionalizado servicios enteros para ocultar y borrar las pruebas de negociados infames, pero como después compramos trenes nuevos que podemos mostrar por la tele, está todo bien.
Hasta la Madre más famosa ha dicho que está bien utilizar políticamente esa fábrica de lubricar la mafia que es el “Fútbol para Todos”. Los corruptos de afuera no son execrables por corruptos, sino por contreras. Por enemigos. “¿Peronistas? Peronistas somos todos”, dijo Cangallo.
El populismo consiste en gobernar para el pueblo pero manteniéndolo cuidadosamente apartado de cualquier toma de decisión: al Opa le han dicho “¿y qué querés, que esto sea una asamblea ateniense? Alguien tiene que mandar, si no les gusta ganen las elecciones.” Es decir: nos importa tres cuernos lo que piensa el vecino de la vuelta, pero en su nombre podemos decir lo que se nos cante. O lo que le sirva al mandón de turno.
En el mundo populista el que cuestiona algo es menos que un opositor: apenas un mero “opo”, que es algo así como un Opa, pero de la política. El populismo es buchón, porque patrulla ideológicamente y etiqueta al que no se cuadra. El que se queja debe ser de Macri, o de los Marcianos, o del “fracasadoquesefuenhelicóptero”: un militante del bajón y el mal.
La única forma de no ser caratulado de inmediato como un cipayo o algún término más cruel es dando una catarata de explicaciones por las que el Opa debe demostrar que no, que no se arrodilla ante el patrón del mal ni repite lo que esputan sus diarios. Hay que hacer profesión de fe progresista antes de decir “che, me parece que lo del secuestro de los goles estuvo mal”. Hay que explicar que no, que la corrupción no es una agenda de la derecha: por cada peso que algún compañero se lleva del dispensario, el que se queda sin atención es el pibe que es tan pobre que no puede pagar la clínica, y paralelamente se enriquece algún Jaimovich, algún González, algún Manzur.
El populismo ablanda las mentes porque exige cuadrarse ante la versión oficial, aunque la cambien cada diez minutos. Exige también la veneración de semidioses paganos que ofician con fondos públicos y que no admiten controles transparentes. Exigen una épica de la resistencia: los millonarios súbitos que luchan contra el imperio. Exigen aplastar cualquier hipótesis de deliberación seria, de escuchar al que tiene algo incómodo que decirnos, de tomarnos en serio lo que pueda decir, aunque no estemos de acuerdo.

El populismo exige ponderar la sencillez de la presidenta cuando se presenta con su perro y un peluche. Aunque la presidenta Fernández de Neón ha abusado de la cadena nacional para cosas más idiotas.

martes, 1 de julio de 2014

Crónicas de la Comarca: Suiza

Entonces el Opa volvió con su crónica en tiempo real. Pero comenzó con la defensa argentina compliendo medianamente su tarea, por lo que el Opa cree que se confundió de canal y está viendo otro equipo. Parece que Argentina decidió potenciar sus virtudes, y el juego transcrurre entre en el ataque y los manotazos suizos. “Pero pará”, dice el primo ferretero del Opa, “ahí volvieron a dejar pasar a Suiza como si fuera al baño”. Todo vuelve a la normalidad, piensa el Opa.
Hasta ahora ha tenido que trabajar más el arquero suizo que la defensa argenina, lo que no deja de ser una buena noticia, y han tenido que neutralizar a Messi a palazos para que deje de bailotearles alrededor. Para sorpresa del Opa, Higuaín estaba en la cancha, pero, sin sorpresa, cabeceó para cualqueir lado. Y de repente la defensa argentina se abatata, y Romero tiene que ponerse a laburar.
Piensa el Opa que este es el mejor partido de la selección, ante el primer equipo que juega al fútbol. Tanto así que al momento del entretiempo parece haber resucitado, y con buen criterio se empecina en impedir los avances de Messi, Di María y Lavezzi (total Higuaín se anula solito), y de tanto en tanto se acercan al arco argentino donde a veces, sólo a veces, se cruzan con algún defensor.
Comienza el segundo tiempo como un negativo del primero. Otra vez es el mismo arco el que recibe todo el acoso, pero cambiaron los colores. El blooper de Romero, con sus manitas de manteca, marcan la diferencia entre un momento y otro.
Insiste Argentina pero no hay caso, la defensa suiza funciona como tal y logra frustrar un ataque tras otro. No sabe mucho de fútbol, pero el Opa se pregunta si habrá un plan B para horadar esa muralla roja que, para como de males, cada tanto escupe contragolpes peligrosos.
Mientras tanto el partido se pone intenso, y el Opa no respira. Se pone celestito, cianótico, hasta que otro nuevo pelotazo a la lontananza ralentiza el partido. Vuelve la velocidad del ataque argentino, con grandes momentos de Lavezzi y Di María pero sin precisión. Los patadones a Messi ameritan tarjeta roja, pero no hay nada de eso. Más de uno parece temer que los suizos le congelen los ahorros. Y apareció Higuaín con un buen cabezazo al arco. Si entraba, hubiera sido mejor.
Se acuerda el Opa de cuando en lugar de Lavezzi estaba ese vórtice de vacío llamado Agüero: no hay mal que por bien no venga. Pero ahora Sabella sacó a Lavezzi y puso a Palacio, dizque defensor. Es pésima noticia, piensa el Opa, que salga un tipo que estuvo en todo el partido, y entre un enigma con mala fama. Que salga un delantero con garra que baja a buscar pelotas y entre un mal defensor. Espera equivocarse.
Por lo pronto, Gago desperdicia una nueva oportunidad: frente a una pared de defensores eligó mandarla a la tribuna detrás de Benaglio, que en la jugada suficiente parece romperse en un bosque de patas. Pero era, literalmente, fulbito para la tribuna.
El Opa ha aprenddo a leer los labios, y disfruta como un orate ver a Mascherano gritarle a Shakiri “fuck off, fuck off, what do you want?”. Después vuelve el aburrimiento de pelotazos al éter. Hasta Messi está embolado de que lo cascoteen y le pone un pechazo de potrero a uno teñido como Martín Palermo. Entonces el pavote de Rojo se hace amonestar por una falta de adolescente calentón.
El partido se va al alargue sin goles, y con poca gracia. Suiza entendió cómo juega Argentina, y dedicó sus mejores esfuerzos para impedir cualquier peligo.
En la primera mitad del alargue vuelven los pelotazos sin peligro para el arco helvético. Le preocupa al Opa la cantidad de pases malos que comienza a tener Argentina. Pareciera que se queda sin alternativas, sin propuestas para sortear la ligustrina prolija de los suizos. Sale Rojo y entra Basanta, y cerca del arco suizo siguen habiendo un montón de jugadores de rojo con la pata dispuesta a interrumpir cualquier cosa.
Último descanso, y el Opa no logra respirar con normalidad. Ruega que el arco rival se abra y vuelva cierta calma a la Comarca. Pero eso parece poco probable, porque cuando se encienden Di María y Messi, terminan solos y aisados, rodeados de suizos. Nuevamente sin más alternativa que la heróica personal, en un lance que los encuentra desarticulados. Los jugadores ya caminan por la cancha, y en esta ordalía de dos horas no es fácil saber quiénes llegan en mejor estado.

Llega el gol de Di María, el que se corrió todo, a los 117 minutos. Habrá tres minutos más de agonía, con todos los dioses del Olimpo y de la Comarca aguantando en el poste izquierdo de Romero. El árbitro inventa un tiro libre en la puerta del área, a los 124 minutos. Lo rechaza la barrera y se termina la agonía. Acaso Argentina mereció ganar, pero no sabe el Opa si Suiza mereció perder.