sábado, 20 de diciembre de 2014

El amor de los espías

Hace unos días resonó una nueva crisis en la Comarca, esta vez relacionada con los así llamados “organismos de inteligencia”. Al Opa le parece un oxímoron que una oficina comandada por policías, militares, buchones de cualquier calaña y políticos reciclados se llame “Secretaría de Inteligencia”, pero así son las cosas en la Comarca.
Sucede que la presidenta Fernández de Neón se dio con que no cuenta con sus espías a sueldo para hurgar a la oposición y extorsionar los jueces que le muerden los talones. Que la proterva institución que se encargaba de sembrar negocios turbios para entrampar delincuentes anotados en el presupuesto nacional, ya no respondía a sus mandos naturales. Porque es necesario apuntar lo siguiente: la Secretaría de Inteligencia, o la SIDE según su nombre de soltera, nunca sirvió para otra cosa que para el control policíaco de la política de la Comarca. Jamás para detectar el crimen complejo, jamás para detectar amenazas externas, jamás para evitar que el terrorismo de cualquier signo celebre en la Comarca su desfogue sanguinario. Para eso no sirvió nunca. Fue cómplice, o inútil. Frecuentemente, las dos cosas juntas.
Lo cierto es que la SIDE sólo sirvió para poner cámaras en lugares donde los políticos-jueces-industriales-periodistas-militares-curas-sindicalistas esnifan cocaína mientras esperan sus travestis o sus prostitutas adolescentes. O se entretienen entre ellos. Después, la SIDE les recordaba gentilmente que contaba con esas grabaciones, que se les podían filtrar a la prensa o a sus familias si cometían la torpeza de no obedecer las sutiles señales del gobierno.
Él y Ella fueron expertos en el manejo de la extorsión oficial. El apriete y el carpetazo formó parte de su ADN político desde las arideces de su estepa patagónica. Ahora, sin embargo, los espías huelen el olor a cala de un gobierno en retirada y comienzan a operar para los dirigentes que parezcan favoritos para las elecciones del año que viene. Y al descuidar su trabajo, los jueces que perciben el mismo olor se despertaron del letargo y comenzaron a apurar las causas por corrupciones varias, en las que Ella, su familia, el ladrón y su amante, han dejado los deditos marcados. Se les viene la noche judicial, y entonces la emprenden con la SIDE.
Ahora, lo que ha pasado desapercibido es lo más grave, lo que a todos les parece normal. Sarracenos y pleistocenos hablan con naturalidad de la necesidad de someter la SIDE a las necesidades del gobierno, antes que las del Estado. Consideran, incluso los fervientes defensores de Ella, que es razonable que los espías vuelvan a controlar a los jueces, que les pongan límite, que los pongan en caja. En Caja. Para que se entienda: hasta los medios oficialistas naturalizan la idea de que hay que parar las investigaciones y que eso es tarea de la SIDE.
Olvidado hace rato el argumento de la pureza, olvidado también el principio de inocencia del que goza constitucionalmente hasta el Vicepresidente, hasta los militantes de la década ganada aceptan que hay que apretar a los jueces para que no avancen sobre Ella. Que la SIDE debe fungir como el pistolero de retaguardia, que se queda aguantando a balazos mientras los “porongas” huyen con el botín.
Hace tiempo que nada es lo que parece en la Comarca, pero por alguna razón misteriosa el clima de fin de fiesta entraña ese regodeo perverso del amanecer de una noche agitada. Con arrugas, despeinados, con mal aliento, las primeras luces del día nos dicen que la fiesta terminó, que se nos notan las ojeras y el cansancio, que el glamour y la alegría quedaron atrás, tan al principio de la noche.
En esa espesura melancólica, copar la SIDE para que no avancen los jueces y los opositores, los fiscales y los periodistas, equivale a jalarse una última línea de merca, rogando que en la última hora de la fiesta populista logremos convencer a la más linda de la noche de que nos acompañe a casa. Pero la más linda parece haberse ido ya, y quedan sus amigas con el maquillaje corrido, también ellas bajando su cotización a medida que sube el sol en el firmamento.
Lo triste no es el alba, ni que el rocío deslave la ilusión de la fiesta. Lo triste es naturalizar el adagio de Méndez, el innombrable: “si no manejo la policía y los milicos, no puedo gobernar”. Sale el sol, y el populismo de bolsillo flaco es esto: un tipo con sueldo estatal que nos saca una foto indiscreta para que no saquemos los pies del plato. Y nos parece normal.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Horror a la Mexicana

Finalmente el Opa se dispone a escribir. Escribirá sobre Ayotzimapa, advirtiendo que es poco lo que sabe, y lo ha ido masticando en estos meses. El horror es demasiado constante, demasiado profundo, y aun el Opa alcanza a percibir la vibración permanente que marcará para siempre ese pueblito mexicano. Pero el Opa quiere entender qué nos toca de todo eso, si ese horror exótico tiene alguna posibilidad de replicarse cerca de la Comarca, o si este episodio sólo puede ocurrir en montañas tropicales de nombre difícil.
La historia es larga y se pierde en la noche de los tiempos. México es, como casi toda América Latina, un país brutal y sangriento, con una fachada democrática sostenida por los negocios y la tele. La resistencia ha tenido rasgos a veces cool, con el Subcomandante Marcos en remeras y cuadernos, y a veces anónimos. Los desaparecidos eran de este grupo.
Estudiaban para ser maestros rurales en el México profundo, oscuro y pobre. Saben que la escuela es la única herramienta de dignidad que tienen, y la única alternativa al hambre y el narcotráfico. Son combativos, y no dudan en “tomar prestados” los buses en los que se desplazan cuando marchan hacia alguna protesta. En esos cerros calurosos y violentos, pedirles buenos modales es ensañarse en el cinismo. Marchan porque combaten de esa forma las matanzas que les dispensan el gobierno o los narcos, que vienen a ser lo mismo. Combaten el olvido, y rememoran los miles de desaparecidos en esos andurriales polvorientos. Como el horror gusta de las ironías macabras, la región de donde vienen se llama Iguala.
Se preparaban para marchar a un acto en conmemoración de la muerte de dos estudiantes de la escuela de Chilpancigo, en el estado de Guerrero. Habían tomado algunos buses, y cometieron el error de acercarse a un acto de lanzamiento de la campaña de la esposa del alcalde (como vemos, en nuestra Comarca no somos los únicos que ponemos a la mujer del capomafia en su mismo cargo público). Para no arruinar la fiesta el alcalde ordenó a la policía capturar a los estudiantes, y para aleccionarlos se los entregó a los “Guerreros Unidos”, el grupo narco-paramilitar en el que milita su familia y la de su esposa. La crónica es conocida y se sabe que la masacre se cobró 43 vidas. El horror recién comenzaba.
En plena búsqueda de los estudiantes desaparecidos comenzaron a aparecer por doquier las tumbas colectivas. Una detrás de otra, las masacres habituales habían sembrado el suelo mexicano de fosas clandestinas: todo el mundo lo sabía, el Estado siempre supo dónde estaban. Comenzaron a aparecer de la nada los restos de miles de desaparecidos: campesinos y estudiantes. El corazón del Opa se agarrota y se le empañan los ojos al escribirlo.
Ayotzimapa borró para siempre la fachada lustrosa del México pituco y turístico. Apareció el estado asesino, la encarnadura cívica del narcotráfico y los negocios, el rostro de los cárteles sanguinarios desmintió la inocente sonrisa de Verónica Castro.
Piensa el Opa que acá estamos lejos aún. Aún.
Los narcos vienen financiando la política a través del PJ desde la campaña de Méndez, el Innombrable. Se ha comprobado que la efedrina bancó la campaña de Ella, y que algunos aportantes aparecieron en alguna cuneta de General Rodríguez con balazos en la nuca. Se sabe que Anibaúl maneja ese negocio explosivo que desde 2004 multiplicó por 20 la cantidad de efedrina que ingresa a la Comarca. Se sabe que las investigaciones llegan hasta la Rosada, donde habitaba un funcionario íntimo de Él, que ahora está imputado por narcotraficante.
Hasta ahora no parece que esas bandas tengan capacidad operativa para elevar el número de muertes violentas en la Comarca. Pero sí controlan barrios enteros, y hay que preguntarles a los militantes sociales de esos barrios cómo les va conviviendo con los dealers y la policía que los protege. En la Comarca chica la policía detiene pibes con un código de faltas que permite encarcelamientos masivos sin justificación. La policía controla los negocios sucios. Los jueces y fiscales miran para otro lado. Los políticos saludan para la cámara, con bolsillo ancho y periodistas a sueldo. Y cuando comienzan a estallar los problemas y alguno se resfría y aparecen kilos de cocaína en las oficinas policiales, siempre habrá algún ministro que desde su jardín sembrado de pistas de aterrizaje clandestinas nos diga, impertérrito, que “la droga es para los perros”.
Ayotzimapa no queda tan lejos, pero aún no nos hemos dado cuenta. No nos queremos dar cuenta.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Un diploma para mi país

El Opa cree que la educación universitaria está sobrevaluada. Ha visto a demasiados botarates en la Comarca con diplomas lustrosos colgando en las oficinas y consultorios donde perpetran barbaridades sobre los pobres incautos que llegan a ellos. Sabe además que entre bomberos no se pisan la manguera, y prima entre los “graduados” una complicidad silenciosa cada vez que uno de ellos comete una mala praxis o un delito cualquiera.
Pero el Opa también tiene claro que quien ganó un título puso su esfuerzo, su dedicación y su tiempo. Salvo que haya comprado las materias, pero ese es otro tema. Y sabe que, aunque la portación de título no te hace mejor persona, la ostentación de título presupone que lo has ganado en buena fe. También entiende que tener título te aumenta el sueldo: en la Comarca cada trabajador tiene un “plus” en su salario que crece a medida que presenta diplomas más barrocos. Y desde luego, que para ejercer algunas profesiones es necesario, obligatorio, y razonable, tener ese diploma.
Ahora resulta que la Presidenta Fernández de Neón no tiene diploma. Nunca se recibió de abogada. El hecho estalló en algunos diarios y fue objeto de dimes y diretes varios. El Opa no va a detallarlos pero sí explicará por qué Ella es tan abogada como el ex – ingeniero Blumberg.
En primer lugar, las fechas. En sus primeras biografías Ella refiere que comenzó a cursar en 1974, a los 19 años. Cuando se conoció la falsía, cambió el relato: comenzó a cursar en 1972, a los 17 años. Ambas edades son verosímiles, pero el cambio de fecha lo hace sospechoso. ¿Por qué? Porque si se fue de La Plata en 1976 por miedo a la dictadura, como dice el relato, se fue con poco más de dos años de cursado. En aquellas épocas las universidades eran una farsa y las materias se rendían con apuntes de 80 hojas, pero aun así es difícil que hubiera tenido más de 20 materias aprobadas. Luego dice el relato que volvió en 1979 para rendir las últimas tres. No cierra. Cursar dos años y que te queden sólo tres materias es imposible aún en aquel tiempo. Entonces si corren la fecha dos años para atrás, indicando que comenzó en 1972, ahí si cierran los números, porque es plausible que en cuatro años haya cursado casi toda la carrera.
Ahora vamos a las fotos que circulan por ahí, indicando que comenzó a cursar en 1972. Las fechas están borroneadas y corregidas con liquid-paper… que en esa época no existía. Las autoridades de la Universidad de La Plata dicen que esas correcciones eran comunes, porque solían equivocarse. Pero sabe el Opa que cualquier enmienda, tachadura o borrón son inmediatamente salvados y aclarados al pie. En esas fotos no hay nada de eso. Sólo una enmienda con corrector (period incorrect, mind you) y caligrafía distinta, sin ninguna aclaración.
Vamos a las otras fotos que circulan, de la ficha que dice que sí se recibió. También allí están borroneados, burdamente sobrescritos, los datos de su DNI y su nombre. Recordemos que esas fotos fueron exhibidas por funcionarios de la universidad, deseosos de probar que Ella sí se graduó. Hasta el INDEC falsificaría mejor un documento, muchachos...
Hay gente que jura haber visto su analítico: dos periodistas oficialistas, que no pudieron ponerse de acuerdo para definir si tenía promedio de 9 o tuvo notas bajas; y el vicerrector de la universidad. Éste afirma que “vio” el analítico. Pero no lo muestra.
Tampoco se registró jamás para litigar ni siquiera en Río Gallegos. No hay en Santa Cruz ningún registro que haya tomado vista de su diploma. Sólo uno, en Comodoro Rivadavia, muchos años después de que “comenzó a litigar”. Sabe el Opa que las satrapías del sur son iguales a las satrapías del norte, o del oeste. Nunca hubo diferencia entre Santa Cruz de los Kirchner y Catamarca de los Saadi, o Salta de los Romero. Y que si el gobernador quiere, en esas provincias litiga hasta el Pato Donald y puede operarte de cataratas el Pirata Morgan.
Vuelve el Opa al principio.
No es grave que Ella no sea abogada, después de todo, las facultades de derecho suelen idiotizar a quienes pasan por ellas. Lo grave es que haya mentido. Lula da Silva jamás dijo que era un exitoso abogado especialista en relaciones laborales: era sindicalista y estaba orgulloso de serlo. Tampoco Mujica salió a decir que era ingeniero especialista en prospección acuífera: los milicos lo tuvieron durante años metido adentro de un aljibe. Pero Ella justificó su fortuna diciendo que era una exitosa abogada. Si no es abogada, ¿de dónde sacó la fortuna, aparte de sus cargos públicos? Si ejerció como abogada y firmó escritos, ha usurpado un título, delito que conlleva varios años de cafúa.
Lo triste es la defensa de los militontos, como siempre. Que son operaciones de los “servicios” (que maneja el compañerazo Milani, por si no lo saben), que es una minucia ser o no ser abogada (pero entonces que no lo refriegue en cada cadena nacional). Sería la operación más boba: bastaría mostrar un analítico y el diploma y listo. Minucia no es, porque hay un delito contra la fe pública. No lo dice el Opa, lo dice el Código Penal. Un delito continuado, además, y siempre cobró ese plus por el título. Hubiera bastado que algún profesor de los últimos años de la carrera recordara haberla visto rindiendo, pero nadie la registra.
El Opa tiene claro que la mentira forma parte del herramental peronista. Pero también intuye una serie de complejos, de taras mal curadas, de inseguridades que afloran en cada discurso, una esforzada necesidad de mantener la impostura que la deja sin voz cada 15 minutos. Una explicación coherente para su napoleónica voluntad de cambiar los códigos: necesita que su tránsito a la historia esté jalonado de conquistas legales, de adquirir la pretendida enjundia judicial creando normas, ya que carece de título.
Como siempre, la voluntad de enseñorearse en la mentira termina desfondándose en una realidad zaina que se complace desbaratando la fantasía. En el colmo del ridículo el vicerrector de La Plata dijo que “le dimos el título Honoris Causa, así que tiene diploma”. El Opa recuerda que el Diegote de la Gente es Honoris Causa de Harvard (que no es La Matanza), y que hasta Moria Casán puede ligar ese diploma en las universidades de la Comarca. En el resumidero de la historia, será duro compartir diploma con Maradona y el mandril horrible, pero el destino es impiadoso con los que se burlan de él.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Para los saqueos de fin de año

Hay en la Comarca tradiciones siniestras, y una de las más novedosas se remonta hacia el fin inacabado de la transición democrática. Al despuntar el último año del primer gobierno democrático el peronismo comenzó a pergeñar una operación que le permitiría matar dos pájaros de un tiro: vengarse del tipo que les ganó elecciones libres por primera vez, y acorralarlo contra el abismo de un final agónico.
Lo primero que hicieron fue buscar a los "Carapintadas", sus parientes embetunados que boicotearon los juicios por crímenes de lesa humanidad. Aldo Rico y sus muchachos tenían bien claro cómo organizar operativamente un caos teledirigido, porque habían sido formados para ello con dinero del presupuesto público. Lo segundo que hicieron fue acordar con las policías para que dejen actuar a los saqueadores, al menos hasta que lleguen las cámaras de TV para llevar el horror hasta las mesas de todos los argentinos. Finalmente, acordaron con los punteros del PJ cómo iban a atacar cuáles supermercados en qué momento. La manipulación de miles de hambreados por la hiperinflación alimentada por los empresarios del modelo terminó de cerrar el círculo del horror. Así voltearon a Alfonsín.
Pero los peronistas aprenden rápido: aprendieron que es relativamente fácil voltear un presidente mediante el caos desatado. Usaron la receta contra otros gobernadores de la Comarca, y también contra Frenando de la Duda, el presidente aburrido que huyó en helicóptero dejando una plaza sembrada de muertos. Sabe el Opa que las cifras de aquellas jornadas espantosas han sido retocadas en el INDEC, y que como siempre en la Comarca, hay muertos en blanco y muertos en negro. En algún momento se sabrá la verdad y habrá muertos “blue”, valga la redundancia.
Ahora se asusta el gobierno de la presidenta Fernández de Neón porque nuevamente oír se dejan los aprontes de saqueo. El peronismo ha determinado librar su interna en la calle, como siempre. Destruyendo vidas y bienes ajenos, como siempre. Apropiándose de las muertes como si fueran porotos que se transan en un partido de truco macabro, porque para eso son fascistas: la muerte los erotiza, especialmente la ajena.
Claro, el miedo no es infundado porque uno de los desmembramientos del PJ prohíja a un legendario matón de la Triple A, el camionero Moyano, con quien la presidenta y el finado gustaban compartir actos y negocios. Algún negocio no cerró, y lo expulsaron del ámbito íntimo de la madriguera de Olivos. Con Moyano en la oposición volvieron los saqueos, cada vez más violentos.

Entonces vuelven a agitar el miedo, como adora la presidenta y sus adláteres. Agitan un miedo probable porque conocen desde adentro el mecanismo perverso de los saqueos. Está también en su ADN, como un elemento funesto que se ha ido introyectando en su cultura política. Lo han usufructuado, y ahora lo temen.
Piensa el Opa que si fuera que se matan entre ellos, hasta le harían un favor a la Comarca. Pero no, cuando disputan poder en serio ellos ponen los balazos y los palazos. Los muertos los pone el pueblo, y los destrozos también.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Xenofobia se escribe con “K”

Cada tanto cunde en la Comarca algún pánico nuevo, y casi siempre el Opa ve a los botarates de turno agitarse como gallinas empavesadas para subirse al pánico y agitarlo con indignación sagrada. Parece que si uno se encabrita y encabrona lo suficiente se convierte en un ciudadano decente. Pueden ser los menores de edad, que cada tanto los dedos de la Comarca señalan como los autores de todas las fechorías y crímenes de la prensa roja. Ahora son los inmigrantes, que están en el candelero del miedo público.
Resulta que después de una década de ignorar los esfuerzos por modernizar la justicia penal, a la Presidenta Fernández de Neón se le dio por apresurar un anteproyecto de código procesal penal, al que llamaremos CPP. El CPP es una herramienta para que los jueces y otras aves oscuras resuelvan conflictos, es la hoja de ruta entre el manoteo de cartera y la puerta del calabozo. Se supone que todo lo que pasa en el medio está regulado por el CPP.
Regía en la Comarca el más arcaico de los CPP de la región: el Padre Rigoberto tenía uno en su mesita de luz porque le recordaba al Libro de las Brujas, aquél tomo que indicaba el procedimiento correcto para incinerar mujeres acusadas de brujería. No le pregunten al Opa cómo sabe lo que hay en la mesita de luz del Padre Rigoberto. Pero el fraile adoraba esa institución macabra donde pululaban Torquemadas bisoños con nombramiento vitalicio.
Por eso un nuevo CPP es una buena noticia, porque sale del medioevo y pretende ingresar a la modernidad. Pero como todo lo que toca la Presidenta, acá también metieron los garfios los obsecuentes del populismo bobo. Así, en lugar de mencionar las garantías y la transparencia del proceso, a la Presidenta se le ocurrió resaltar que podrá deportar inmigrantes sin juicio previo. El Opa no es idiota: eso quiere decir que la policía puede decidir que un fulano que vino de otro país cometió un delito y expulsarlo. Una policía experta en armar causas, que luego fiscales y jueces confirmarán para “hacer estadística”.
El carapintada abonado al presupuesto nacional, Camarada Sergio Berni, explicó que la Comarca está hostigada por los delincuentes extranjeros, pero lo desmiente la poca información pública confiable. Mientras, la Presidenta asentía y peroraba: “entran por una puerta y salen por la otra”. Hace 15 años que dice lo mismo. El finado también lo decía.
Pero resulta que no.
Resulta que los delitos cometidos por inmigrantes son una minoría minimísima. Algunos hay, por supuesto, pero no para justificar ponerlos en ese espacio resbaladizo que ocuparon judíos, gitanos, izquierdistas, opositores, y, en la etapa final del populismo de bolsillos flacos, los laburantes. Es que el populismo penal siempre necesita agarrar algún sector vulnerable y sindicarlo como la causa de todos los males, desde las Siete Plagas de Egipto hasta el último asalto en Isidro Casanova, hace 4 minutos.
Cuando uno piensa en los grandes delincuentes extranjeros piensa en el delito organizado. Y allí tiene que dejar de pensar, porque las huellas llegan hasta el perenne Aníbal Fernández, hasta Sergio Massa, hasta Mauricio Macri. Hasta Ella, y hasta Él. Y sus socios. Los peligrosos manejan medio gobierno y media oposición, son los dueños de la Comarca y de los tribunales. Comen asado con los jueces, les tiran unas rupias a la policía.

Los verdaderos peligrosos que saltan de una Comarca a otra no son el carterista boliviano ni el paraguayo que vende “faso”. Pero ellos pagarán por todas las culpas, porque en la república populista los primeros privilegiados son los pobres. Sobre todo cuando por fin los van a poder meter presos rapidito, como quiere Ella. Como quería Él.

lunes, 20 de octubre de 2014

La cadena del desánimo

Don Jorge Luis Borges, que lo tenga en su gloria el Dios de los ateos, decía que a la historia le gustan las simetrías, y puesto a buscar en ellas el Opa las encuentra a raudales, y de las más variadas. El Opa ya ha referido en algún momento a la curiosa simetría entre el gobierno de la presidente María Estela Fernández de Neón y el de otra María Estela, esta vez Martínez de Perón. Para no abundar en errores y repeticiones, a la segunda (la original) la llamaremos simplemente “Isabelita”, tal su nom de guerre.
En esta oportunidad el Opa vuelve a recurrir a un librito curioso que se empeña en empañar el relato. Se trata de “Un enemigo para la nación”, y para tristeza de los militantes oficialistas no se refiere a Página 12, ni plantea las historias de un gendarme justiciero que salta sobre el parabrisas de Bartolomé Mitre.
En ese librito la autora cuenta cómo el gobierno de Isabelita clausuró un diario por difundir un brote de sarampión; y a otro diario comunista por “infundir el desánimo y así colocarse al servicio de la subversión, el desorden y el delito.” Este último diario venía publicando las atrocidades que cometía la Alianza Anticomunista Argentina, ese club selecto donde los ministros peronistas y sus matones jugaban al tiro al blanco usando como ídem personas mayormente vivas.
Desde luego, hay un salto muy largo entre usar el latiguillo del desánimo para incautar diarios y vituperar periodistas; y volarles las redacciones con los periodistas adentro. No es lo mismo una filípica por cadena nacional que las razones de trotyl y gelamón que se usaban antes. Tampoco que los sindicalistas matones bloqueen la salida de los camiones que distribuyen diarios, a que usurpen los talleres a punta de ametralladora. En esas cosas han cambiado un poco en la Comarca. Diríamos que se han civilizado, y hoy les basta con intervenirlos con leyes ad-hoc y un batallón militante de agentes de la AFIP.
Recuerda el Opa que en aquel relato setentista el Ministro del Interior negaba la existencia misma de los distinguidos contertulios de las AAA, y afirmaba que las bombas y asesinatos eran perpetrados por los mismos izquierdistas que se masacraban alegremente entre ellos. Es algo así como la versión original del “algo habrán hecho”, o del “se mataron un montón porque todos quieren viajar en el primer vagón”, o del “se hacen los héroes viajando colgados de los estribos del tren”.
La negación de la realidad termina prohijando esas ridículas flatulencias del lenguaje, en las que el peso de las cosas que se quieren ocultar termina resquebrajando el andamiaje bobo de un relato mentiroso. Las cosas ocurren, y querer negarlo es tentar a la suerte para que se descargue insolente como la realidad misma. Esto era así en 1974, en el 2012 o en 2014.
Es cierto que los mercaderes de la información juegan a prestidigitadores de la suerte de países enteros, pero es un juego que la presidenta de la Comarca ha jugado siempre, con saña y alevosía. Le ha ido bien, y le ha ido mal. Ha jugado, junto a su difunto marido, a construir un monopolio de diarios, televisión, radio y palomas mensajeras. Pero cuando creían que iban a poder apropiarse de ese conglomerado, como se apropiaron de media Patagonia, el tiro les salió por la culata porque el dueño no les entregó las acciones que pretendían. Le armaron un gigante peligroso a un tipo particularmente peligroso.
Pero aún así, nota el Opa, cada tanto lo encañonan en alguna calle de la Comarca, cada tanto un tren se estrola, cada diez minutos aumentan los precios y se destapa una olla. También, cada tanto se pierden “casualmente” los expedientes que incriminan a un vicepresidente, pero esas cosas no llaman la atención de la presidenta.
Se pregunta el Opa sobre esta curiosa tentación de manipular la verdad y las verdades. Entonces el Opa reacciona: ¡es la genética, estúpido!

Forma parte del ADN populista la costumbre de manipular la realidad. De rebajar cualquier hecho a un panfleto o una diatriba. ¿Se puso en órbita un satélite? ¡Eso muestra nuestro destino iluminado, de nuestra marcha sin querellas por las calles de la felicidad! De la mano de la presidenta, claro, porque ella lo quiso así. No importa si, como el Torino, fue una feliz articulación de elementos extranjeros. Tenemos un satélite que es 100% argentino y somos los mejores del mundo gracias a Ella. Si se le pincha una rueda, será culpa de Magnetto, y su cadena del desánimo.

lunes, 6 de octubre de 2014

Cascoteo nacional y popular

El Opa, se ha indicado, suele dedicar parte de su tiempo a ocupaciones lúdicas, como mirar las carreras por TV. También mira algunos programas, pero no tanto, la TV lo agota y le da tirria: se sabe que la calidad de la televisión en la Comarca es penosa y los periodistas del ramo no son mejores que los periodistas en general. Lo cual es decir poco, es decir, es decir mucho.
El tema es que supo de un episodio que lo ha llenado de vergüenza ajena y propia, y también mucha vergüenza nacional y popular. Resulta que del más recóndito rincón de la Comarca han expulsado a cascotazo limpio al equipo de un show inglés que viene a probar autos y molestar gente por los lugares más insólitos. El show se llama Top Gear, y existe hace décadas en esa isla brumosa de donde vienen los Beatles y el kidney pie. Hace unos días estaban en Ushuaia tratando de filmar parte de su programa, cuando se desató uno de los más insólitos temporales de imbecilidad que el Opa recuerde. Uno de los autos tiene una patente (H982FKL) que aparentemente sugería una conexión con las Islas Malvinas: se argumentaba que quería decir “1982 FalKLands”. Otros dos autos tenían cifras cercanas, o que si uno les daba vuelta uno de los números se parecía, o de alguna manera parecía indicar el número de muertos oficiales de ambos ejércitos contendientes.
Jeremy Clark, el conductor del programa, adora irritar a sus contertulios televisivos con comentarios racistas, homófobos y soberbios. En su show, el personaje del tipo es políticamente incorrecto y parece estar siempre buscando que le acomoden la dentadura a mamporros. Pero es su programa, y si uno no lo soporta puede cambiar de canal. O apagar el televisor.
Ahora, de algún modo, una horda de subnormales se enteraron de que Clark estaba llegando a Ushuaia y la emprendieron a pedradas contra el tipo, sus autos y sus equipos. Los “rescató” la policía, que los amenazó veladamente para que se fueran.
Como si la idiotez ambiente no fuera suficiente, el concejo deliberante de Ushuaia los declaró personas no gratas. A un programa de autos que miran 3 o 4 personas de esa ciudad. Luego, un par de legisladores sacaron pecho, camuflaron el sentido del ridículo, y propusieron en la Legislatura un desagravio. Ni siquiera han visto el programa, que a esta altura es lo de menos. Les dijeron que un grupo de ingleses andaban en unos autos cuya patente refería a las Malvinas “burlando la sensibilidad patriótica” y esas gansadas.
La producción del programa insiste en que la patente del auto es una mera casualidad, pero eso es irrelevante por dos razones, piensa el Opa. Primero, porque es el tipo de bromas que Clark hace todo el tiempo, y es demasiada coincidencia para tomarla en serio. Segundo, porque aún si fuera cierto que compraron ese auto justamente por la patente, sería insólito prohibirles a los tipos que lo usen en la Comarca.
Piensa el Opa que todos los populismos muestran la hilacha autoritaria cuando son objeto del sarcasmo y la burla. El humor, como lubricante cultural, es corrosivo con los que se toman a sí mismos demasiado en serio, y peor aún para los que son tan pobres de espíritu que tienen que vestirse de boato y solemnidad. La Patria, el sentir nacional, el antiimperialismo, esas excusas banales para el resentimiento y la mediocridad universal, no pueden ser jamás objeto de burla. Porque los que amontonan poder a cuenta de esas palabras grandilocuentes quedan expuestos, inermes en su estupidez, su avaricia y su mezquindad.
Pero como el populismo es una enfermedad contagiosa, basta con ver los comentarios en la calle y en los diarios. Montón de energúmenos felicitando a los orangutanes apedreadores (perdón oranguntanes), celebrando que echaron a pedradas a un grupo de ingleses que se divierten provocando gente, boqueando con gallardía de compadrito pitocorto que el cascoteo austral ha reivindicado nuestra “dignidá”.

Piensa el Opa en las banderitas, las cruces, las iglesias. En los uniformes y pecheras, en los cantitos y los bombos. Piensa en la liturgia gregaria de los símbolos populistas, inflados como un sapo frente al espejo. Piensa en el patrioterismo de los resentidos. Y se pregunta en qué planeta esas cosas han servido para algo, en qué lugar los padres Rigobertos y los carapintadas de ayer y hoy han guiado hacia puertos propicios los pueblos de la Comarca. La respuesta es nunca. La imbecilidad nunca ha dignificado a nadie.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Por sus frutos lo conoceréis

Y así fue como imputaron a Ramoncito, el cacique de la Comarca chica. Lo imputaron a lo bobo, por dejar los dedos marcados en uno de esos hechos de presunta corrupción que al Opa lo dejan pensando si son o se hacen. Habla el Opa de “presunta”, porque no ha podido ver cuales son sus argumentos de defensa, y prefiere no abrir un juicio sin tener claro qué pasó.
En principio hubo un desvío de subsidios nacionales que, en lugar de ir a la empresa de transportes municipal, iban a una empresa privada. Ramoncito sostiene que fue un error de los funcionarios nacionales, que los municipales advirtieron tarde, y que cuando lo hicieron devolvieron ese dinero. Este argumento en realidad podría ser plausible en sentido jurídico, pero el Opa cree que políticamente ya se ha cometido el daño: para sarracenos y pleistocenos, Ramoncito es un chorro marca Boudou. No importa que se lo impute por desviar fondos de un transporte a otro, y no a su cuenta personal. Tampoco importa que al devolver el dinero no hubo perjuicio para el estado. El tipo ya ha sido condenado.
El Opa se pregunta por la facilidad con la que se condenó de antemano a Ramoncito y sus funcionarios, y concluye que hay cierto hartazgo con el alcalde de la Comarca; con él y con su corte de amiguitos de familias notables. Han sido malos gestores de una ciudad complicada, porque han creído que era fácil y que sería rentable en muchos sentidos, que con el apellido alcanza y sobra. Y este es el punto que el Opa quiere sostener: Ramoncito simboliza todo lo que está mal con el radicalismo.
Partido machista, nepotista, con discurso que atrasa y no se renueva desde los ´80, sin cuadros técnicos ni de gestión, con un verticalismo en la toma de decisiones que desmiente su compromiso con la democracia. Una pequeña oligarquía. Ramoncito, hijo de un ex-intendente y gobernador, se ha rodeado de funcionarios que son casi todos “hijos de”.
Hijos de otros funcionarios de su padre, casi ninguno de ellos ha tenido militancia en los barrios, la sociedad civil o la universidad. Se han criado visitando a sus padres en ministerios y secretarías, se han hecho amigos en los asados donde sus padres trenzaban las listas de diputados. Compartieron las siestas de los domingos, las primeras fiestas, las “americanas”, y luego, casi todos, la facultad de abogacía. Compartieron la noche más top de la Comarca y el vago prestigo que sus apellidos aportaban: los VIPs se les abrían como flores en primavera.
Cuando Ramón padre fue interventor en Corrientes muchos “hijos de” fueron con él, comenzando por Ramoncito. Allí fueron nombrados en funciones oficiales, en ministerios y juzgados, en dependencias diversas. Hay que preguntarle a los ciudadanos correntinos qué opinión tienen de los jóvenes cordobeses que se quedaron con los despachos. Hay que preguntarles a los radicales correntinos qué piensan de esos jóvenes funcionaros que jamás pisaron un comité. Y no perecer bajo una andanada de improperios, vituperaciones y alusiones a las siete plagas de Egipto.
Manejaban las “cuevas” donde cambiaban por pesos los bonos que su padre había implantado como “cuasi monedas”, una curiosa costumbre de la época. Acaso manejaron otros negocios que el Opa desconoce. Volvieron todos con mucho dinero. Algunos de ellos se dedicaron a la actividad privada, casi recién recibidos y con contactos y recursos para seguir haciendo aún más dinero. Seguían sin pisar un comité.
Hasta que los pisaron.
Y con una profunda ignorancia sobre la historia, las ideas, las circunstancias del partido de sus mayores, comenzaron a construir poder de la misma manera que lo había hecho Ramón padre: excluyendo, eliminando, restringiendo. Así, fueron manipulando las reglas internas para que fuera casi imposible participar en una elección interna, mucho menos alcanzar una minoría que debía ser cada vez más grande para poder obtener representación.
Cuando estallaron las crisis municipales Ramoncito tuvo el tupé de reclamar el apoyo del resto del partido. El mismo que él mismo y sus amigos habían expulsado de la toma de decisiones. Erigido en emperador modesto de un viejo partido, rodeado de una corte de apellidos repetidos, fue incapaz de tomar en serio a nadie que tuviera una idea. Porque les temen a las ideas, y cuando necesitan una no saben cómo usarlas, y pasan vergüenza.
Han implantado una cultura de la incultura, una mística del negociado chico, un generoso ejercicio de la soberbia. Han reducido el partido a una mera colectora del peronismo cordobés, tradición inaugurada por Ramón padre y sus sucesores en el manejo del partido. Han aplacado todo intento de discusión interna, todo intento de pensar en el poder grande y no según las aspiraciones económicas de Ramón y sus hermanos de crianza. Hoy piensan en cómo zafar de los tarascones de la Justicia, y tratarán de armar las listas conforme a los fueros que cada uno necesite.
Piensa el Opa que con ellos no hay salida. No sabe cuál es la clave, cómo se hace, de dónde construir liderazgos más sanos. Pero sí tiene absolutamente claro que la UCR de Córdoba no podrá volver a ser un partido liberal igualitario, con inserción popular y capacidad de futuro, hasta que no se borre de la memoria del radicalismo hasta el último vestigio del apellido Mestre, y de todos los apellidos de los hijos de quienes lo han manejado y en su nombre han cobrado desde la recuperación de la democracia. Con tanto botarate alimentado a Presupuesto la UCR jamás podrá servir a los fines que le dieron origen: la causa de los desposeídos.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Berni y la deriva autoritaria de la fuerza del amor

Ocurre cada tanto en la Comarca que las cosas se desbarrancan hacia la derecha. Esto ocurre cada vez que al peronismo se le acaban las rupias y los tombuctúes. En esas ocasiones, los laburantes dejan de ser la columna vertebral del movimiento y se convierten en opos destituyentes que pretenden desestabilizar un gobierno Nac&Pop, como el de la presidenta Fernández de Neón.
Esta es historia vieja y hasta el Opa la sabe de memoria. Pero siempre hay una caterva de convencidos que precisan creer, con la fe de los conversos, que el relato no se cae, que todo sigue igual de bien, que son detalles pequeños en una épica colectiva con slogans setentistas. Entonces recitan su mantra: “este gobierno no reprime la protesta social”. Claro que no la reprimió, porque cooptó a muchos de sus líderes al comienzo del mandato y porque la vuelta a la normalidad después del incendio peronista del 2001 implicó la reapertura de puestos de trabajos. No les hizo falta.
Ahora, que las papas queman porque hasta el INDEC admite la recesión y la espiral inflacionaria, ahora que se comienzan a perder los trabajos, ahora que vuelven los discursos xenófobos, ahora comienzan los laburantes a protestar de nuevo en las calles y rutas de la Comarca. Ahora que hay una oportunidad para poner a prueba el mantra en el campo de la realidad, ahora podemos ver, en vivo y en directo, cómo hacen tronar el escarmiento sobre los trabajadores ingratos que pretenden laburar y comer todos los días. Ahora, como diría el primo funcionario del Opa, “los recagamos a palos, por zurdos”.
Pero el Opa mira y mira, y encuentra cosas espantosas. Ahora, en uno de esos ejercicios rituales del palazo peronista, vimos todos cómo un gendarme de generosas proporciones se tiró sobre un auto como si fuera Arjen Robben en el área chica de México. Resulta que cierran una fábrica y los trabajadores protestan sobre la Panamericana. Ya otras veces Sergio Berni, el patovica carapintada de Ella, ordenó detener a los manifestantes y encarcelarlos en Campo de Mayo. Esas cosas, recuerda el Opa, ocurrían durante la invasión de los Marcianos: venian los tipos de verde, te agarraban y te metían de prepo en Campo de Mayo. “Bueno”, sostiene el primo funcionario del Opa, “pero ahora ya no desaparecen”. Y, no. Pero los meten en un lugar de infame memoria, donde miles fueron torturados y ejecutados. Eso, dice el Opa, en la Comarca se llama “apriete”. ¿Se acuerdan cuando el Opa hablaba de los aprietes?
Ahora, Berni, el carapintada que levantó el regimiento de Rospentek en Santa Cruz en Semana Santa y Monte Caseros, ha puesto a un oficial de Inteligencia (inteligencia militar es un oxímoron, advierte el Opa) para infiltrarse entre “el zurdaje” y marcarlos para que la policía los detenga. Este hombre es el Coronel Roberto Ángel Galeano. En cada operativo de represión se lo ve, canoso y barbudo, de civil, entre la gente, dando directivas y supervisando la tarea de tipos como el gendarme que le destrozó el parabrisas a un laburante.
El mismo Berni, inefable, se sumó al coro xenófobo de Scioli, Capitanich o de los prohombres del progresismo de Él y Ella: Granados con su Ithaka al hombro, ese remedo barbado del peor Osinde; Otacehé, el patotero converso; Curto, el modelo de amplitud y tolerancia. Hasta el “cuervo” Larroque, camporista iletrado, dijo que “los que hacen piquetes no son peronistas”. Suponemos que eso quiere decir que merecen la inopinada actuación del gendarme de la Panamericana.
Entonces recuerda el Opa un librito que leyó (y recomienda): “Un enemigo para la Nación. Orden interno, violencia y “subversión”, 1973-1976”. En él se narra la caza de brujas desatada contra cualquiera que no perteneciera a la ultraderecha peronista: se acusaba a alguien de “infiltrado marxista” y se lo dejaba servido en bandeja para que los compañerazos de la AAA lo persuadieran por la fuerza del plomo de las ventajas de mudarse a otro barrio, preferentemente en el cielo o el infierno. La mecánica es la misma: si alguien arma quilombo y es peronista, es lucha popular; si no lo es, es un infiltrado que responde a intereses foráneos. Entonces: Campo de Mayo, o algún otro calabozo. Total, siempre habrá a mano un fiscal de apellido pituco feliz de encerrar a un laburante.
Eso es el peronismo cuando se queda sin plata. Macartismo, palo y adentro. Al menos ahora no acribillan a la gente ni aparecen los opositores colgando de un puente como un péndulo macabro en las autopistas de la Comarca. “Es que ahora hay Twitter”, le informan al Opa.
Sabe el Opa que cuando se acaba la fiesta populista y la gente sale a las calles a pedir por sus trabajos, la respuesta unívoca es un festival de palazos y calabozos. Lo ha visto en los '50, en los '70, en los '90, y... ¡oh, caramba! ¡otra vez estamos a la mitad de una década impar!
Se asusta el Opa, mira el calendario y aprieta los dientes. Leyó en una novela que en Irlanda no existe el futuro, sino el mismo pasado que vuelve una y otra vez. Acá en la Comarca también, cada tantos años el populismo desbarranca por el lado de la tonfa y los borcegos, mientras la gilada aplaude mirando Paka Paka.

jueves, 21 de agosto de 2014

Los manotazos

Y cuando parecía que ya nada puede asustarnos resulta que la Presidenta Fernández de Neón decide patear el tablero otra vez, como adolescente chinchuda. Ahora, frente al brete en que se metió con el tema de los fondos “buitres”, propone una ley con nombre rimbombante y con más preguntas que respuestas. La ley impronunciable dice más o menos que se les ofrecerá a quienes tengan bonos de deuda argentina (bonistas, no bonitos) la opción de cobrarlos en la capital de la Comarca y no en Nueva York, como estaba estipulado. La idea es limitar el daño que hizo ese juez botarate que falló en contra del país. El Opa ha intentado dialogar con abogados (que por supuesto no tienen idea del tema) y con economistas (que tampoco). Como no pudo sacar nada en limpio y los diarios oscurecen más que nadie, intentará el Opa esclarecer sus cavilaciones.
En el principio hubo bonos de la deuda de la Comarca que sirvieron para que entre dinero fresco. Al igual que un pagaré, los que tengan esos bonos los pueden vender por un poco menos de dinero y no esperar a su vencimiento, que puede ser a, digamos, diez años. El que los venda antes recibirá menos dinero, lógicamente; el que los cambie cuando venzan, cobrará intereses. Hay mercados de bonos donde los especuladores especulan con comprar barato y vender caro. Así, hay gente que compró por poca plata esos bonos nuestros y se dedicó a esperar para cobrar todo el dinero. Un juez les dio la razón, y ordenó que la Comarca les pague el valor nominal, es decir, lo que cada bono dice que vale: si dice 100, hay que pagar 100, aunque se hayan comprado a 20 (cualquier parecido con nuestra idiosincracia nacional es mera coincidencia). A esa gente los llaman “buitres”, porque se alimentan de carroña: nuestros bonos.
Primero se intentó negociar con ellos, pero parece que no aceptaron ninguna rebaja. Técnicamente la Comarca entró en “default”, es decir, en cesación de pagos. Sin embargo, se ordenó que se deposite la cuota del mes en un banco de Nueva York para que cobren los que sí aceptaron un acuerdo, que son un 93% de todos los bonistas. Pero el juez intentó impedir ese pago porque pretendía que antes se pague al otro 7%. La cosa se puso jodida, y finalmente lo permitió, por única vez. El problema del juez es que sostiene que si no se les paga el 100% al 7% de bonistas que no entró en el acuerdo, va a impedir que se le pague al otro 93%, poniendo en peligro toda la arquitectura de ese acuerdo soberano. Es decir que suma una locura a otra locura.
Volvamos a la ley. Claramente es una forma de pasar al juez por la banquina, y eso suele no ser buena idea.
Ahora imaginemos una cosa.
Imaginemos que Noruega, o Islandia, tienen un problema con fondos “buitres” y un juez obcecado quiere hacerle pagar el 100% a una minoría, a riesgo de destruir un acuerdo que aceptó la mayoría de sus acreedores. Imaginemos que esos países, con gobiernos ejemplares, deciden cambiar el lugar de pago de esa mayoría, para poder pagarles sin problemas. Pensaríamos que en principio no está mal, pero nos quedan algunas preguntas. Cuando un estado se endeuda y negocia con sus acreedores, ¿es igual a un acreedor privado? En principio un privado no puede andar cambiando de lugar de pago, porque es una cláusula fundamental de cualquier contrato. ¿El estado sí podría? El estado es soberano, pero eso no significa que pueda violar sus compromisos impunemente.
Ahora, si ese cambio de lugar de pago se propone para poder pagarle a la mayoría, y no para estafarlos, ¿hay algún perjuicio concreto para esa mayoría? Recordemos que en el escenario del juez, no podrían cobrar nada hasta que les paguen a los “buitres”; y que si se les paga a los buitres los de la mayoría podrían pedir que también a ellos se les pague el 100%, con lo que la reducción de deuda se caería. Aislados de la coyuntura, cree el Opa que no estaría tan mal una ley semejante, siempre que el cambio de lugar de pago sea voluntario y no obligatorio: se les permite a los de la mayoría que cobren como venían haciendo, mientras los de la minoría siguen en el tribunal que los benefició, y el gobierno puede buscar una salida razonable sin que estalle su economía.
Eso en la teoría.
Ahora, ¿es posible aislarse de la coyuntura de la Comarca? Una presidenta desesperada por el aplauso de las focas oficiales, con un relato adolescente e irresponsable, con un vicepresidente multiprocesado, que han estrolado juntos la calesita de la economía nacional, todo esto antes del episodio de los “buitres”. Como la economía de la Comarca ya estaba estallando (el Opa contó 8 negocios cerrados en las 5 cuadras que hay hasta su trabajo), a alguien habría que echarle la culpa de todo. Ahora, la tuvieron los “buitres”. Claro que el apriete de los “buitres” agrava la crisis, pero la crisis estaba de antes, lo sabe hasta el Opa.
La pregunta que ronda insistente su atormentada cabeza es si es posible aislar la idea misma de la ley, de la coyuntura en la que se propone. Lo pregunta honestamente, porque no tiene respuestas obvias. Y porque las consecuencias no serán menores en ningún caso. En principio, se interpreta que pone a la Comarca en default porque cambia un aspecto importante del acuerdo. Eso complica cualquier transacción internacional del Estado, más allá de la presidenta Fernández de Neón y su corte de atorrantes.
Puertas adentro significa que frente a la incertidumbre nadie que tenga un peso en el bolsillo lo sacará de allí. Eso explica que haya caído un 31% la construcción y un 26% la venta de autos, dos indicadores de recesión que finalmente ha sido admitida por la fábrica estatal de estadísticas. Eso significa el cierre de empresas y kiosquitos, pérdidas de puestos de trabajo, caída de la recaudación, emisión de rupias para tapar los awjeros, aumento de la inflación, empobrecimiento masivo de los laburantes, enriquecimiento súbito de los empresarios que con Ella la levantaron en pala, aumento del miedo, la desigualdad, la inseguridad, la desigualdad, la miseria, la desigualdad. Hasta hace unos meses la desigualdad ya era peor que en la década de los ´90. Será aún peor.
Luego, el próximo gobierno posiblemente pretenda aplicar recetas de ajuste y hambre, profundizando el escenario. Esto lo vivimos, precisamente, en los ´90.
Le han contado al Opa que la economía es un juego basado en la confianza. Uno confía, y apuesta un mango. Y el del lado vio que uno puso una rupia, y pone también unos tombuctúes. Y así. Entonces, en un contexto de racionalidad, con gobernantes ejemplares, una medida como la propuesta podría ser una salida interesante, porque el shock del patadón en el tablero sería amortiguado por la serena firmeza del susodicho gobierno. En la Comarca, donde hasta los ministros la encanutan en cuevas de las Seychelles, es difícil que esto tenga algún efecto positivo. El problema es que tampoco queda claro si la presidenta tenía otras opciones. Lo triste de los manotazos de ahogado es que generalmente no hay más trucos: la galera está vacía. Y los bolsillos también.
Y el Opa tiene la Comarca llena de preguntas.

lunes, 18 de agosto de 2014

Antiterroristas somos todos

En estos días la Comarca ha sido sacudida por otra andanada de vituperaciones presidenciales, pero esta vez agravada por la amenaza de aplicarle a una empresa privada la llamada Ley Antiterrorista. Como el Opa no entiende mucho de estas cosas le preguntó a un abogado que sabe. Tampoco sabía. Los abogados, en general, no conocen la ley antiterrorista. Así que el Opa tuvo que buscarla en internet.
Así el Opa se enteró que no es una ley. Son dos. La primera, sancionada el 13 de Junio de 2007 (gobernaba Él), y la segunda, sancionada el 22 de Diciembre de 2011 (gobernaba Ella). Las leyes duplican las penas cuando los delitos comunes se cometan para aterrorizar a la población u obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo. Utilizando la jerga de las Orgas, para “apretar” a alguien. No es muy claro eso de aterrorizar a la población, porque uno nunca sabe del miedo de quién estamos hablando: ¿del miedo de una señora que lee Clarín y ve a Mirta?, ¿del miedo de un militonto que ve “6,7,8” y se asusta con una foto de Cavallo?, ¿del miedo de un vicepresidente cuando pasa por Tribunales? Como “la población” es un conjunto indeterminado, se pregunta el Opa quién mediría ese terror, quién en la Comarca es el portador del “sustómetro” popular que determina que un piquete genera miedo suficiente. “El juez lo determina”, le dijeron. Ahora sí que el Opa está asustado. Un juez. ¿Y si el juez tiene miedo de que lo escrachen con la amante, o con las acciones del “feed-lot”, o con la moto que le regaló el imputado?
Las organizaciones de derechos humanos pusieron el grito en el cielo porque cualquier manifestación podría caer en la otra conducta: obligar a las autoridades a hacer algo o no hacerlo. En Chile han condenado por terroristas a los Mapuches que protestan por sus tierras, hasta que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Chile. Ejemplos sobran. Entonces agregaron un parrafito que dice que la ley no abarca el ejercicio de derechos humanos, sociales y constitucionales, es decir que en principio los piquetes zafan.
La Madre de todas las Madres, doña Hebe, dijo que no había problema, porque el gobierno de la presidenta Fernández de Neón nunca la utilizaría. Claro que no, le dijeron los abogados, porque los presidentes no aplican las leyes, esa es tarea de los jueces. El Opa se rasca la cabeza: si el gobierno no piensa aplicar una ley, ¿para qué la sancionó? Y luego, ¿qué pasa si un fiscal o un juez decide aplicarla, a pesar de que el gobierno no se lo pida? El Opa preguntó a un militante de Madres, pero éste lo trató de cipayo de la opo a sueldo de Magnetto.
También se castiga a quienes aporten dinero para quienes estén acusados de terrorismo. Ahora el Opa se preocupa. ¿Qué pasa si los empleados de una fábrica juntan unos pesos para el abogado del delegado, acusado de terrorista por incendiar una cubierta? Según la ley, están financiando al terrorismo. Si le llevan puchos a la comisaría o juntan unos mangos para que su mujer pueda alimentar a los pibes, también.
Pero ahora resulta que por cadena naciomal la presidenta Fernández de Neón anuncia que aplicará la ley antiterrorista contra una empresa que cerró sus puertas. Montón de empresas cerraron sus puertas en estos últimos dos años. Las cifras de desempleo son tan creíbles como un titular de Clarín. Pero la presidenta amenazó con usar la ley antiterrorista porque esta empresa cerró sus puertas con el fin de “aterrorizar a los argentinos”. La empresa dice que el año pasado perdió 25 millones de rupias verdes, y que este año perdería 40. Se pregunta el Opa si es obligatorio que una empresa pierda ese dinero, y se pregunta por qué es criminal y terrorista cerrar como tantas empresas, entre ellas las que pertenecen al testaferro oficial, Lázaro, el que se levantó y andó (y vaya si andó). Según le explicaron, si una empresa les paga sus deudas y la indemnización a los trabajadores, puede cerrar. Que hay un procedimiento especial para que el cierre no sea tan traumático. Por alguna razón a esta empresa no le permitieron entrar en ese procedimiento, el Opa no hará especulaciones porque ni él ni los abogados de la Comarca saben bien qué onda.
Es así como, contra lo prometido por Hebe, la presidenta eligió un enemigo y lo usará para culparlo de todos los males. Recuerda el Opa su post sobre el Populismo: siempre hace falta un enemigo a mano, alguien a quién echarle la culpa de nuestros mocazos. Es psicopatía de manual.
Se vive cierta angustia en la Comarca, con locales cerrados, con liquidaciones por cierre, con pibes que te dan vuelta de un cuetazo con la misma impunidad y falta de razones que un policía de gatillo fácil, que también abundan. Hay razones para tener miedo. Pero se pregunta el Opa si lo terrorífico no es el uso de una ley aberrante para cazar brujas, una vieja costumbre del peronismo desde la época del Brujo. Hasta en eso somos setentistas.



jueves, 31 de julio de 2014

Son una “Orga”

Algunas vidas atrás el Opa trabajaba en políticas públicas. En alguna ocasión acompañó a un conocido especialista en políticas de seguridad que venía de trabajar para el gobierno de Él, el marido y antecesor de la Presidenta Fernández de Neón. Esto ocurrió en los primeros años del mandato, cuando comenzábamos a salir de lo que se llamó “default”. Pero eso es otra historia, y el Opa no quiere confundir a los lectores.
Le preguntó el Opa por las políticas que implementaría el gobierno de Él, ya que su discurso por momentos lucía “progre”. La respuesta lo llenó de estupor e intriga: “mirá, son una orga. No les importa nada ni nadie. Van a hacer lo que les convenga a ellos, más allá del discursito. Son una orga de cuatro que llegaron para quedarse con todo”. El Opa no entendió muy bien, y puede que su lábil memoria flaquee. Pero recurrió a esa misma memoria para desentrañar el concepto de “orga”.
En los tempranos ´70 las organizaciones armadas se llamaban a sí mismas “orga”. Las medidas de seguridad elementales de cualquier organización clandestina incluían una alta dosis de paranoia, porque debían estar todo el tiempo alerta a posibles (y frecuentes) infiltraciones, a delatores y desertores, aventureros y oportunistas. Por eso tenían una estructura militar en forma de pirámide: unos pocos jefes que decidían y daban órdenes a grupos que obedecían sin chistar. La obediencia también es un requisito de las “orgas”, porque no cabe ponerse a deliberar en medio de una balacera.
Esto también requiere fragmentar la información: sólo los líderes tienen derecho a tener la información necesaria. Nadie más. Para el resto, el silencio o las mentiras, o los fragmentos de verdad que sean útiles a las necesidades de los jefes. Por eso tampoco nadie podía cuestionar mucho: simplemente porque no sabían lo que ocurría alrededor. ¿Cómo es eso?, se preguntará el lector. Simple. Los militantes de las bases estaban “compartimentados” en células, en grupos de tres o cuatro personas que apenas se conocían y que respondían a uno, del que tampoco sabían mucho. Por elemental seguridad, cada miembro tenía que mantener estricto secreto sobre su pertenencia a una “orga”.
Así, al estar compartimentados, podían participar en acciones de superficie, como ir a una huelga o una asamblea, pero podían no saber que la persona que tenían al lado (un amigo, la novia) también pertenecía a esa “orga” u a otra. A medida que iban ascendiendo en sus responsabilidades pasaban a responder a otras personas, pero siempre bajo el mismo sistema: conocer poco del resto, obedecer sin chistar, no sacar conclusiones propias, o en todo caso callarlas religiosamente.
Los líderes sí sabían. Centralizaban todo el conocimiento. Personas, datos, estructuras, recursos, armas, refugios, dinero. Dinero. Decidían en función de sus intereses, con todas las cartas en su mesa íntima, de la que se excluía celosamente a cualquier otra persona. El resto no debía conocer las cartas. Tenían que no conocerlas, como presupuesto de la obediencia. Hay algo de mesiánico en ello, y mucho de desprecio por el semejante.
Es mesiánico arrogarse la clarividencia de los iluminados que saben a dónde van, y pueden dirigir las masas idiotas. Y hay un enorme desprecio en considerar al resto como un objeto, una ficha en el tablero del poder. Por eso para las “orgas” todo era una ficha, especialmente la vida del semejante. Era irrelevante que el semejante que moría como consecuencia de las acciones armadas fuera súbdito o enemigo, en todo caso su vida valía menos que el argumento que circunstancialmente querían difundir. La vida ajena era la tinta con la que escribían las páginas de su relato. Así, podían tirarle a Perón el cadáver de su hijo político, para demostrarle que la tenían bien larga. Había en las orgas una celebración de la muerte, que permitía naturalizarla y convertirla en mercancía política.
Eso eran las “orgas”. Fascismo de manual.
¿Cómo es que, según el conocido del Opa, Fernández de Neón y Él eran una “orga”? No matan gente, pero tienen la SIDE y los carpetazos para apretar y embarrar adversarios. No matan gente, pero tienen el mismo desprecio fascista por el otro, sea aliado o adversario. Si es aliado se lo puede someter a cualquier humillación manu militari, y después descartarlo. Los cretinos del conurbano y de varias provincias han conocido el ascenso y la gloria, antes de ser prolijamente defenestrados. Si es adversario es por definición un enemigo que no merece respeto y debe ser aniquilado políticamente. Salvo cuando el enemigo demuestra tener igual o más poder que ellos, y en ese caso concederán negociaciones en la lógica de un acuerdo entre gángsters. Y siempre, en todo caso, esos acuerdos serán travestidos en un relato para que los cumpas, hacia abajo, propaguen y repitan.
La “orga” en el Palacio se maneja sin escrúpulos, sin rendir cuentas, sin asumir errores: infalible y arrogante, en medio del incendio. Psicópatas de manual, las culpas de sus errores son siempre de los otros, de cualquier otro. Irresponsables de manual, los daños de sus desastres los pagan los otros, siempre los otros. O sea, nosotros.

domingo, 27 de julio de 2014

Palestina

Luego de mucho tiempo el Opa vuelve a escribir, ahora sobre el conflicto en Medio Oriente, que es un tema que lo excede como tantos otros. Pero al Opa le gusta meterse en camisa de once varas, así que aquí estamos. Y de paso, agradecería que alguien le explique eso de las once varas de la camisa, que nunca entendió.
Para comenzar, el Opa concluye que lo que se vive en Palestina, y más específicamente en Gaza, es una limpieza étnica. Nos hemos acostumbrado a oír ese constructo en relación a las matanzas en los balcanes, o en África. Bueno, se puede decir que Israel se ha embarcado en una limpieza étnica: quiere limpiar de palestinos su área de influencia. Cuenta para ello con la colaboración de Hamas, empeñado en martirizar a su propio pueblo.
Al término de la segunda guerra mundial el mundo civilizado tenía mala conciencia por haber permitido y facilitado el Holocausto judío. Para redimirse le ofreció a los dirigentes sionistas un fragmento de tierra que según sus mandatos religiosos le pertenecían por ser el pueblo elegido. Es decir, según ellos, una entidad supranatural les dijo que ese lugar que se llamaba Palestina les pertenecía y debían instalar allí el nuevo Estado de Israel. Había un pequeño problema: Palestina estaba llena de palestinos.
Así que los nuevos propietarios fueron corriendo a los antiguos con la eficiente persuación de las balas y las bombas. Los palestinos no estaban tan de acuerdo, y se defendieron con más balas y más bombas.
Más cerca en la historia los palestinos votaron a Hamas, una fuerza política y militar, para que rigiera los destinos de ese país dividido en fragmentos dispersos. Hamas nació con el propósito, poco loable, de exterminar al Estado de Israel; pero en los últimos años todo parecía indicar que estaban de acuerdo en cancelar su programa de exterminio a cambio de la paz y de ciertas condiciones de soberanía.
El problema es que Hamas no tiene, ni tuvo, el monopolio de la violencia. Sucedió que otros grupos integristas islámicos siguieron combatiendo contra Israel, a pesar del esfuerzo (a veces) de Hamas por evitarlo. Hasta que Israel volvió a atacar a regiones palestinas, lo que a su vez llevó a Hamas a reasumir sus posiciones más extremistas.
Sabe el Opa que el mes pasado tres adolescentes israelíes fueron secuestrados y asesinados, y que Israel sostiene que los victimarios pertenecían a Hamas. En toda guerra la primera víctima es la verdad, por lo tanto cualquiera de estas versiones deben tomarse con extremo cuidado.
A partir de este crimen deleznable Israel comenzó una guerra contra Hamas. El problema es que Hamas se refugia en los intersticios de Gaza. En medio de su población civil jaqueada por las enfermedades y el hambre debido al bloqueo de Israel, que convirtió a la zona en un inmenso campo de concentración. Parece que hasta la ONU ha detectado armamento pesado en hospitales y escuelas de Gaza, comprado con los recursos destinados por la cooperación internacional para asistir a los palestinos. Los israelíes argumentan que siempre habrá víctimas civiles cuando ataquen una base de lanzamiento de misiles de Hamas, porque Hamas usa a su propio pueblo como escudo humano.
En alguna vida pasada el Opa ha escuchado jóvenes israelíes afirmando que si mueren niños palestinos es por culpa de Hamas, que se esconde en la guardería. El Opa encuentra que este argumento es profundamente cínico, psicópata y sádico. Es como afirmar que uno puede fajar a la esposa, y que la culpa es de ella porque cocinó mal los panqueques. Sabe el Opa que hay gente así en la Comarca. Pero estos otros ñatos son más peligrosos, porque matan gente.
Explicaremos de nuevo: un fulano del ejército israelí dispara un misil que mata 9 chicos y 12 adultos, de los cuales 3 eran soldados de Hamas. La culpa de las muertes no es del fulano, ni siquiera de los tres soldados, sino de Hamas, como una entidad grisácea e indeterminada. Y en definitiva, de todos los palestinos que votaron a Hamas.
¿Podría Hamas abandonar las poblaciones civiles para evitar que masacren a su pueblo? Es difícil, porque hablamos de un territorio de once kilómetros de ancho por cincuenta y uno de largo que alberga a casi tres millones de habitantes, aunque cada vez son menos (los habitantes, no los kilómetros). Para que se entienda, es un 62,5% de la superficie del égido urbano de Córdoba (contando la Isla de los Patos), con el doble de su población. No hay mucho lugar para esconderse.
Pero además campea la certeza de que aún si se amontonaran todos los de Hamas en, digamos, algo así como la Isla de los Patos para poder eliminarlos tranquilamente, aún así Israel seguiría bombardeando escuelas y hospitales, casamientos y cumpleaños. Porque hay, en el lado israelí, esa patológica transferencia de la responsabilidad por el daño causado, esa voluntad de destrozar palestinos y culparlos de su muerte. Recientemente una diputada dijo que habría que matar a las mujeres palestinas, así no procrean más terroristas. Para los lectores bienpensantes, imaginen si eso lo dijera Putin sobre las ucranianas, o la Thatcher sobre las irlandesas.
Lo cierto es que ambas partes han decidido deshumanizar al otro, convertirlo en un objetivo bélico que se puede convertir en guiñapos sanguinolentos, en cruces estadísticas. Pero los palestinos están encerrados en su tierra, sin poder salir, y con Hamas a esta altura como una mera excusa. Campea en Israel la idea de que la paz sólo llegará cuando hayan exterminado hasta al último palestino.
Y eso, mis amigos, es limpieza étnica. Y eso, en la Comarca, se llama genocidio.





sábado, 19 de julio de 2014

Todos mienten

Trasega el Opa una preocupación insidiosa. Mira las noticias, saca cuentas, vuelve a mirar y sigue pensando. Le cuesta entender que cosas tan incompatibles ocurran en la Comarca. Sabe el Opa que las opiniones son libres y cada uno es dueño de interpretar lo que se le ocurra, pero no abandona la intuición básica de que las cosas son de una manera o de otra. Que hay un sustrato de los hechos que no pueden obviarse con ligereza. Y vuelve a leer los diarios.
En ellos ve que coinciden las fotos: está la presidenta Fernández de Neón con el presidente ruso. Los diarios neonistas insisten en la importancia estratégica de expandir nuestra influencia hacia un grupo de países que se sustrae a Europa y Estados Unidos para conformar un polo alternativo de poder. No está mal, piensa el Opa. Recuerda las relaciones carnales con el gran país del norte y le duelen las asentaderas. Recuerda los capitales españoles, franceses, italianos que se quedaron con las empresas públicas de la Comarca, y le duele el vaciamiento.
Ahora bien, ninguno de esos países es un ejemplo de democracia y “derecho sumanos”, que tanto les gusta referir a los neonistas. China es una dictadura de comunismo de mercado, una inmensa cárcel de trabajos forzados que fabrica productos baratos para copar mercados extranjeros, y el principal comprador de nuestro “yuyo que crece al lado de la ruta”. Rusia tiene el récord mundial de periodistas asesinados, gays asesinados, opositores asesinados, verdades asesinadas. Es un país imperialista que ha invadido una y otra vez a todos sus vecinos. La unión soviética no fue más que una excusa ideologizada para hacer lo que siempre hizo, antes y después del comunismo: convertir a toda la región en un campo de concentración. El Opa entiende por qué ese régimen de indoctrinación masiva y negocios oscuros es venerado por algunos neonistas. Ya volveremos a hablar de las verdades.
India no ha logrado reducir sus inequidades, pero tiene bomba atómica, un mercado gigantesco y toneladas de dinero sucio conviviendo con la miseria más espantosa. Sólo Brasil queda al margen del cuestionamiento del Opa, porque pudo sumar inclusión y desarrollo social a una democracia estable. Además, no olvida que Dilma, su presidenta, no tuvo empacho en mandar a la cárcel a varios ministros corruptos, incluyendo la mano derecha del venerado Lula da Silva.
Ese es el selecto club al que la presidenta nos lleva.
Decía el Opa que no está mal abrirse a otros actores, sobre todo si hay alguna posibilidad de articular estrategias de crecimiento. Pero le llama la atención que algunos medios consideren que ingresamos al zenith de la historia que acabará con el imperialismo cipayo, y otros crean que vamos en dirección a una versión local de esos populismos autoritarios y sangrientos. Algo tiene que haber en el medio.
Cree el Opa que en el medio no hay nada. Que hay que sumar las narrativas. Que es cierto que los de Clarín son golpistas, pero también es cierto que la presidenta Fernández de Neón pretende un discurso único. Es cierto que los del campo son maestros de la evasión y el golpe, pero también que Cristina les quiso manotear la renta agraria con fines inconfesables. En estos términos en la Comarca no hay malos y buenos: hay malos y peores.
Por ejemplo: el vicepresidente. A medida que se encuentran pruebas y conexiones con nuevos negocios oscuros, recrudecen los ataques al juez que lo investiga. Así, lo han emparentado a un dirigente neonazi, porque concedió personería jurídica a su partido político. Eso implica acusarlo directamente de nazi también. Y entonces, denunciar que las investigaciones contra Bubú son parte de una conspiración nazi-clarinesca, que como todos sabemos, miente.
Ahora otro juez lo está investigando por comprar un auto con papeles truchos. Dicen los neonistas: “bueno, ¿quién no compró un auto flojo de papeles?” Tema menor. Luego se supo que una empresa que aparentemente le pertenece embolsó siete millones de rupias por un trámite que debería haber hecho gratis el ministerio de Economía cuando Bubú era el Ministro. Crujen los dientes de la máquna del relato, porque todavía no saben cómo explicarlo. Pero será culpa del juez.

Volviendo a la verdad, lo cierto es que hay una necesidad atroz de modelarla de acuerdo al interés, a la creencia, al relato. A dibujar los hechos mismos, y si no se puede, a permitirse el delirio y la estupidez para interpretarlos. Es esto lo que al Opa lo indigna. Que lo tomen por estúpido, ya que Opa es desde antes. Que crean que es posible decir que alguien tome en serio algunas de las cosas que dicen. Pero, ya se sabe, es pródiga la Comarca en crédulos y paparulos. Están por todos lados.

domingo, 13 de julio de 2014

Crónicas de la Comarca: Alemania

El Opa comienza esta crónica a los 10 minutos del primer tiempo. Argentina presiona con solidez, defiende con templanza, se ordena con orden, valga la redundancia. Mascherano le pelea al árbitro y Klose finge una falta peligrosa. Demichelis rechaza aún encandilado por un parche de sol. Y de repente uno de los alemanes le desajusta un omóplato a Garay. Argentina le juega de igual a igual a Alemania, que presiona con fuerza pero sin lograr entrar del todo. De repente una oportunidad de oro, pero Higuaín falla. Justo hoy.
La defensa argentina protege el área, pero permite demasiado juego demasiado cerca, todo lo cual frunce al Opa because, Alemania. Alemania astutamente mantiene la posesión de la pelota, en parte par tratar de encontrar el hueco y en parte para evitar que Argentina le haga maldades. Largo pase para Klose, que aterriza en manos de Romero. Vuelve a fruncirse el Opa cuando dos alemanes quedan en orsai. Primera amarilla: Schweingister. Se arma una recuperación interesante y un par de pases mágicos, y viene un golazo del Pipa, pero fue posisión adelantada. El Opa lo gritó y todo. Sacan a Kremer, con la mirada perdida y el omóplato de Garay incrustado en la mejilla. La mirada de Löw es inescrutable.
Lavezzi ensaya una cosa para sacarse a los alemanes de encima, y lo bajan de un sablazo. Después hacen lo mismo con Zabaleta: amarilla para Loewedes. Espera el Opa que esta sea una buena señal. Combinación excelente de Lavezzi con Messi, y es corner, pero Manuel tiene otros planes y se lleva la pelota.
Contraataque jodido, y estupenda atuación de Romero. Sabella es el rostro vivo de la angustia. Nuevo contraataque argentino, que se diluye. Falta obvia de Müller, gratuita, que mereció una amarilla que no le llega. Error de Mascherano: le interceptan un pase, pero Romero responde. También le responden los palos, aún cuando uno de los alemanes está en posición adelantada. Llega el entretiempo y el Opa va a prepararse un mate y aflojar el alma. También el alma.
Comienza el segundo tiempo con otra posicion adelantada de Higuaín. Minutos más tarde Messi pierde uno increíble. El Opa tiene los, ehem, goles, en la garganta. Pero piensa que eso no deja de ser un buen indicador.
Falta peligrosa que odría haber sdo un tiro libre desde el punto de penal. Rojo manoteándole la camiseta a Müller, que no está dispuesta a dársela hasta que termine el partido. Rodillazo del arquero alemán sobre Higuaín, que hubiera ameritado una sanción grave, pero el árbitro está en otra: Mascherano va i lo ladra. Gravísimo error arbitral. Pero alemania sigue desperdiciando oportunidades.
Lo agarran a Agüero en el área, debió ser penal. Amarilla a Mascherano por una falta que no lo ameritaba. El Opa ya está sulfurado y recuerda la dudosa moral íntima de la madre, la hermana y la hija del árbitro, que en venganza le clava una amarilla a Aguero. Nueva seguidilla de ataques alemanes que terminan en ningún lado. Argentina tampoco puede jugar a nada, porque estan todos los alemanes encerrando su área.
Entra Palacio por Higuain, a ver si puede aportar más dinamismo a un partido estancado. Efectivamente, participa en una jugada interesante que finalmente lo encuentra demasiado lejos y muere en las manos del arquero alemán. Höwedes se tira cual Robben, pero es ignorado por el árbitro.
Agüero se resbala y cae en medio del pase perfecto, a minutos del final. El Opa grita “¡volvé Pocho!”. No, Eduardo César, no era para vos.
Entra Lady Gago por Enzo Pérez, y esto al Opa no le gusta. Ruega tener que meterse sus palabras donde mejor le cupieren. Lo guadañan a Biglia frente al arco, pero el árbitro esta tratando de pasar de nivel en el Candiy Crush.
Sale Klose, enta uno que no salió del closet. No se puede entrar a jugar peinado a la gomina. Un rato después ese tipo dispara un pelotazo trapero que Romero contiene, mientras indica a la monada que suba. Un rato más de jugueteo maula y nos vamos al alargue.
Arrancamos cun una prueba de los reflejos de Romero, que responde como siempre. Después, lo mismo de siempre, presión de Alemania, intentos de contraataques argentios. Palacio queda solo frente al arco y vuelve a perderla. El Opa sigue soñando con el gol de Di María a los 118. A Agüero se le vuelve a escapar la tortuga. Mascherano sigue aguantando rivales. Palacio, literalmente, echa moco. Y termina el primer tiempo.
Comienza el último tramo del partido. Palacio vuelve a perder el colectivo. Tiro libre jodido para Alemania. Ahora Agüero le abre el pómulo al 7 alemán, y eso no puede ser bueno. Argentina no pudo aprovechar su ausencia momentánea. Y el muchacho de peinado con gomina queda sólo frente al arco, convierte un gol y le hace tragar sus palabras al Opa. Más que nunca sueña el Opa con ese gol agónico, ese pulmotor de su esperanza abollada pero aún de pie. Un cabezazo agónico de Messi que no dejó de buscarla, pero termina en el techo del arco. Falta a Messi sobre la hora, con el 7 alemán tirado haciendo tiempo. El pelotazo termina en la tribuna.
Termina el partido con enorme pena del Opa, que la vio de cerca. Piensa que Alemania jugó mejor, Argentina no le encontró la vuelta, y que sólo una distracción en el último minuto impidió el milagro. Apaga el televisor. La única persona que respira aliviada es la esposa de Romero, porque Rihanna se quedará sin estrenar la lencería nueva.

miércoles, 9 de julio de 2014

Crónicas de la Comarca: Holanda

 El Opa es una masa de nervios, como nunca antes de un partido de balompié. La reciente bravata alemana que despanzurró a Brasil lo ha dejado cauteloso y anhelante, animado y con julepe. Piensa el Opa que a los miedos hay que enfrentarlos con hidalguía, como esos once pibes que están ahí entrando a la cancha.
Comienza el partido con el equipo argentino sólido en la posesión de la pelota, ordenado y compacto, con buena capacidad para recuperarla. Holanda dedica su tiempo a una circulacion estéril para desgastar y distraer al rival mientras busca el hueco. Primera infracción a Lavezzi, y un tiro libre que es una oportunidad clara. Perdida.
Primera salvada importante de Mascherano, e infracción sobre este chico Pérez, que se enterró la pelota en el hígado. Primer disparo franco de Messi, que resulta impecable, como la atajada del hombre de verde. Argentina muestra vocación de gol, y espera el Opa que Máxima tenga la chance de ir al baño de su casa a gritar en la clandestinidad un gol argentino. Un botinazo al aire casi decapita a Mascherano, pero los petisos tienen la virtud de encogerse rápido cuando el patadón acecha.
Otro patadón desvía el cabezazo certero de Garay y le deja un chichón importante, pero el gol se siente cerca. Hasta que Mascherano se pega un cabezazo de los feos. Se frunce entero el Opa, pero el tipo es un gladiador y vuelve a la cancha.
Romero aparece con dos reacciones importantes en un momento de acoso: es reconfortante que recién tenga que jugar a los 30 minutos del partido. El holandés pelado cuyo apellido lo emparenta con el Vicepresidente de la Comarca no ha podido desplegar su peligro (notar que el Opa se toma ciertas partes de su anatomía izquierda, con las dos manos). Demichelis propina un oportuno patadón a Sneijder, que el árbitro no sanciona con dureza. Messi se estrella conta una pared naranja y el árbitro, con buen sentido, parece exigir que no irrumpa la violencia. Finalmente amarilla para Martins Indi, que pretende taparlo a manotazos. Termina el primer tiempo y el Opa va al baño a liberar, entre otras cosas, tensiones.
Llueve ahora en Sao Paulo, y se pregunta el Opa si eso favorece o perjudica a alguno. Arranca el segundo tiempo con infracción fuerte sobre Pérez, y esto sólo puede ser una buena señal (menos para Pérez, claro). Mientras tanto, a Garay se le salió uno de los championes y le pegó de volea con el otro nomás: un mostro. Caramba, amarilla para Demichelis que quiso ayudar a Robben para que no se caiga: el pelotazo del tiro libre le voló el paquete de tutucas a un japonés en la tribuna.
Se siente la ausencia de Di María en la creación de espacios a pura velocidad. El equipo sigue sólido pero les cuesta encontrarse cerca del área naranja. Hay que decir que tampoco el adversario deja muchos huecos, y se ha concentrado en su defensa. Se lastima Biglia, pero sale De Jong, una amenaza constante.
El partido sigue tenso e intenso, y la selección parecen no encontrarle la vuelta a la naranja mecánica, que de todos modos tampoco puede hacer mucho. En otro cabezazo se lastima el 7 holandés. O sea, el jugador, no el 7. Bueno, se entiende. Jugada interesante de Higuaín, pero Messi la aloja detrás del arco. Frustrada ilusión del Opa cuando el Pipita convierte, pero el árbitro encuentra que estaba en posición delantada. No es así, nos han robado un gol, hasta el Opa lo nota. La próxima será.
Sale Enzo Pérez y entra Palacio; sale Higuaín y entra Agüero. Ruega el Opa que esto traiga energías en el ataque. Hay un poco más de presión, pero sin lograr completar los pases en el área rival. Suda frío el Opa, viendo cómo los arranques argentinos terminan en manos (o pies) holandeses. Un único descuido grave deja a Robben casi frente al arco, y nuevamente Mascherano se recibe de héroe. Esto se va al alargue y será un sufrimiento largo.
Sale Van Persie, pero queda Robben, que atraviesa tres defensores para entrar al área chica. ¿Quién defiende? Mascherano, que está de turno. Robben ahora lo intenta desde lejos, pero Romero responde. Sale Lavezzi y entra Maxi Rodríguez. Están todos exhustos. Vino un centro perfecto, y el Kun estaba tendiendo la ropa. Termina la primera parte del alargue. Sueña el Opa con ese gol de Di María a los 118 minutos.
Comenza la segunda parte con una picardía de potrero del Kun, y Zabaleta lastimado en otro choque. Le ponen en la boca una gasa enorme y a seguir luchando. Espera el Opa también que se encienda Messi, que ha sido neutralizado por un ejército anaranjado. Que se encienda y construya alguna cosa mágica que termine con la incertidumbre y devuelva la sonrisa. En lugar de eso vino un cabezazo tímido de Palacio que quedo en las manos del arquero. Y se despierta Messi con un centro magnífico, pero Maxi le pega suavecito. Y después de una enormísima fruncida (enorme aparición de Mascherano) nos vamos a penales.
No alcanzaron a hacer entrar al grandote que asustó a Costa Rica, pero esto igual es una lotería. Las cámaras toman la lista de Sabella, que encabeza Messi. Patea primero Vlaar y Romero ataja. Messi, y es gol. Robben, y entra al ángulo opuesto al que eligió Romero. Garay, y es gol. Van Persie, ¡y Romero ataja! El Kun, y es gol. Kuyt, y es gol. Maxi Rodríguez, y estamos en la Final.
El Opa a los gritos sólo en su casa, a punto de moquear: a sucedido lo impensado.

sábado, 5 de julio de 2014

Crónicas de la Comarca: Bélgica

Y debutó Higuaín en el Mundial silenciando a mucha gente, incluso al Opa que lo viene vituperando parejo. El partido había comenzado con claro dominio argentino, que logró encontrarle la vuelta al mediocampo belga. Previo al gol hubo unos lujitos de Di María, y de Messi en la asistencia, que hicieron suspirar a la tribuna. La defensa, eterno talón de Aquiles, parece funcionar lo suficientemente bien como para obligar al adversario a patear ladeado y desde lejos. Hasta ahora.
Hay uno de ellos con la cabeza llena de rulos, un estertor setentista que mide como 2 metros de altura con peluca y todo, que se comió de cerca todos los bailoteos de Messi: tendrá algo interesante para contarle a los nietos.
Es interesante ver cómo los belgicanos (ese maravilloso getilicio descubierto por la inefable Karina Olga de las pampas) han comenzado a dominar el arte de zambullirse fingiendo un foul: Robben hace escuela en los países bajos.
Hasta que le encuentran el agujero al colador, por los costados y por el centro, con un bombazo que controla Romero. Y después Di María duda, impersonado en su asombroso parecido con Franz Kafka, en el absurdo de encontrarse rumbo al arco con apenas pocos obstáculos, y se come lo que podría haber sido un gran gol, para despues acalambrarse la pata. Pero es, como Gregor Samsa, una cucaracha resiliente que encontrará la forma de seguir adelante. O no, porque para desesperación del Opa parece que sale de la cancha. Estupor en la Comarca. Entra Enzo Pérez, y la prodigiosa ignorancia futbolera del Opa ruega que su nombre oriental venga cargado de buenas sorpresas.
Leve desajuste en la seleccion, que parece no encontrar la pelota. Hasta que parece encontrarla, y los belgas no tienen más remedio que rodear a Messi para darle una pateadura feroz en la entrada del área. Igual, el tiro libre sirve para decapitar un japonés en la tribuna.
Los defensores que marcaban a Higuaín comienzan a impacientarse entre ellos. No resultan tan malos después de todo, han molestado muchas jugadas interesantes. También el árbitro, cortando el primer tiempo en pleno ataque argentino. Casualidades, piensa el Opa. Mientras, respira aliviado al comprobar que Argentina ataca, intenta, y hasta tiene momentos de juego bonito. Y piensa que hasta ahora Bélgica no ha sido más que Suiza.
Pasado el estupor inicial, pareciera que quedó un vacío en el ataque. No se refiere el Opa a un asado, sino a la pieza ofensiva que parece faltar en los intentos de Argentina. Se espera que se encuentren las alternativas, pero es cierto que los melones se acomodan andando.
Por lo pronto llegó un centro magistral de Lavezzi que no encontró quién lo embocara, y más ataques de la selección. Higuaín, iluminado, perdió otra oportunidad que hubiera sido un gol maradoniano, después de apilar adversarios. El juego crece en intensidad, lujitos, patadones y ataques belgas.
En el breve descanso de un tiro libre Messi se acerca al árbitro para mostrarle las huellas del juego: aguanta las pelotas como un héroe, pero eso no lo libra de los golpes. Sale Lavezzi, para tristeza de la platea femenina, y entra Palacio, uno que generó sorpresas buenas.
A medida que transcurre el partido se pregunta el Opa qué pasa con las tarjetas rojas, porque los tipos ídem están repartiendo patadones aleves como si estuvieran en un potrero de Villa Los 40 Guasos. Viene amonestación para Biglia, en el marco de una falta dudosa. Faltan 12 minutos y las tías beatas del Opa están “con el Jesús en la boca”. Aclara el Opa que la prima también, pero Jesús se llamaba el sodero. En fin, volvamos al partido. Pero, oh, no, entra Lady Gago por Higuaín. Justo ahora que el tipo se reivindicaba.
Piensa el Opa que las posiciones adelantadas están salvando a Argentina. El señor de las motas setentosas por tercera vez aborta una jugada clave: 6 offsides cometió el adversario. Más una falta mal cobrada que nos salvó el puchero. Cinco minutos más y no cesa el hostigamiento. Están casi tan cerca del gol uno de otro, y los belgicanos bombardean con pasión y constancia. En un último ataque argentino el arquero rival ataja un mano a mano que podría haber terminado el partido. Pero no, quedaba un último intento belga que podria depositarnos en el alargue y la incertidumbre.
Sólo en ese momento nota el Opa que había dos jugadores con esos pelos enormes del Mundial ´78. Y entonces, por la mera invocación de aquélla sede infausta, se termina el partido.