lunes, 22 de junio de 2015

"Perderéis como Chanchos"

 Dicen que las maldiciones gitanas se cumplen a rajatabla en todos los rincones de la Comarca. Y cuando una gitana te dice que perderás como el Chancho Mayor de la Comarca mediterránea significa que perderás elecciones aun teniendo todo a tu favor para ganar. Es el precio de la soberbia, y de despreciar el arte sutil de la política bien entendida. En esa política, los dirigentes importantes se ocupan de dos cosas: hacer bien su trabajo, y hacerle saber a sus votantes potenciales que están haciendo bien su trabajo. Cuando los dirigentes son soberbios comienzan a creer que un rayo misterioso hará nido en su calva, y que los ciudadanos irán en tropel a depositar su voto allí donde el rayo anide. Eso nunca pasa en la vida real, y hasta el Opa lo sabe.
Entonces, ocurre que esa casta maldita originada por el Chancho Mayor se enfrenta a elecciones. Han sido tan soberbios que han perdido elecciones que no podían perder. Han perdido una elección legislativa hace dos años con demasiadas cosas a favor: el gobierno mediterráneo estaba enterrado hasta el pecho en un escándalo de narcotráfico y lavado de dinero que llenó hasta los titulares de los diarios del Gobernador. El peronismo venía con un festival de errores, con obra pública que se caía a pedazos, con dirigentes que no sabían el abecedario de corrido. El radicalismo proponía a Ken, ese muñeco apuesto y bobo, que si uno lo sacude balbucea frases de derecha. Supuestamente era lo mejor que el viejo partido podía ofrecer en la Comarca mediterránea. Se creyó el toro campeón: paseó la cucarda por los diarios y la tele, y nunca salió a la calle a buscar los votos que nunca tuvo. Perdió como Chancho, en una elección que no podía perder.
Ahora Ken, balbuceante y soberbio, impulsó una alianza con Macri, el Niño Cincuentón (como sabiamente lo llama don Julio). En realidad, viene extorsionando a su propio partido desde hace varias elecciones: “si no vamos con Macri, no soy candidato, y perdemos”. Bueno, hasta ahora, y como siempre que ha sido candidato, hemos ido con Ken, y hemos perdido. Como Chanchos, insiste el Opa.
Esa alianza en realidad la cerró Macri himself. Trajo de la oreja a Ken y a un par de amanuenses que le sirven, buscó a sus propios lugartenientes en la Comarca (deportistas casi analfabetos decorando una cueva de ladrones), y buscó al “Luí Jué”, para amalgamarlos en un frente electoral presuntamente imbatible. Saldrán terceros.
El Opa debe describir al “Luí”. Se trata de un personaje folclórico parido por el populismo local. Un lengualarga con talento profuso para el chiste cordobés, para la metáfora mediterránea, para la ocurrencia hiriente. Un denunciador profesional que saltó a las grandes ligas denunciando al actual Jeque de la Comarca mediterránea y a su por entonces Esposa. “El Luí” fue elegido intendente de la Ciudad, en una de las gestiones más lamentables de su corta historia democrática. Desde entonces se empeña en perder elecciones a Gobernador, casi siempre disputando la derrota con Ken, a quien ha denunciado varias veces por sus fechorías cuando fue interventor de la Mesopotamia de la Comarca.
Ahora, estos antiguos enemigos dejaron de disputarse a dentelladas la vergüenza y pretendieron juntarse para construir una victoria. Perderán como Chanchos, y el Opa explicará por qué.
En primer lugar, sobreactúan tanto su alianza que nadie les cree una palabra. Los radicales han sido denunciados penalmente por “El Luí”, casi siempre sin pruebas, casi siempre con razón. Han sido defenestrados una y otra vez. Ahora se ven obligados a caminar de la mano del tipo que los ha despreciado públicamente. En segundo lugar, los votantes del “Luí” representan a la antipolítica: eternos ninguneadores de la finesse ideológica, populistas sin patrón y demagogos con cartelitos, resumen su preferencia electoral en una bravata pre-republicana: “basta de chorear”. Taxistas que no se abrochan los cinturones ni te dan el vuelto, comerciantes que facturan en negro, amas de casa que negrean a la empleada doméstica. Ese es el perfil del votante del “Luí”, que preferiría el retorno de los militares honestos antes que un radical con prosapia y discurso florido. Ahora se ven obligados a caminar de la mano de un tipo que debe 60 millones de Rupias y ha logrado su impunidad.
Sin embargo, los gurúes electorales de Macri que juntaron las cabezas de esta triste expresión de la decadencia de la Comarca, han creído que pergeñaban la fórmula ganadora. Estaban disparándose en el pie, anulando mutuamente los electorados que creían amontonar aritméticamente. Ignorantes profundos de la política fina, despreciantes minuciosos de la política de la Comarca. Ninguno de los votantes de uno votarían por el otro. Por eso, en lugar de sumar votantes restó gente asqueada. Hace dos años Ken perdió la elección legislativa que no podía perder. Obtuvo el 23% de los votos. Hoy, las encuestas más optimistas le dan los mismos números. Hace dos años salió segundo, ahora saldrá tercero.
Piensa el Opa que hay algo de justicia en ello. El gran dios de las volteretas electorales desprecia a los idiotas y a los soberbios. Ken, y esa casta maldita del mestrismo, han perpetrado ambas injurias en dosis parejas y generosas. Han sido idiotas, despreciando años de construcción de una cultura política convocante, transformadora y ganadora, reemplazándola por un eficientismo ramplón, inepto y manolarga. Han restado votos y sumado imputaciones penales. Han sido soberbios, han creído que arrodillándose ante un cacique porteño podían conjurar a los mismos dioses que convirtieron en presidenciable a un ingeniero bocapapa que jamás enuncia una idea entera.

Se han dejado juntar las cabezas, como ganado. Como ovejas disciplinadas por el ladrido autorizado, se juntaron viejos enemigos. Incapaces todos ellos de desplegar una sola idea, incapaces de convencer a sus propios partidos que se les han rebelado. Han creído que la alquimia de la victoria se cocina en oficinas paquetas de la Capital de la Comarca. Y eso, se sabe, es imperdonable en la Comarca. Y por eso perderán como Chanchos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario