viernes, 24 de junio de 2016

Hay que pasar el invierno

Ha caído un invierno helado en la Comarca, y escasean los abrigos  y los abrazos casi en idéntica proporción. El Opa se refiere al abrazo sin dobleces, sin sospecha ni complicidad, al menos no en el sentido legal del término. Porque el invierno ha llegado con crueldad inusitada, y apenas entrevista por el Opa cuando metió su papeleta en la urna en las postrimerías de la primavera pasada. Apenas entrevista pero no del todo prevista, por lo que le caben las generales de la ley. Pero además porque el gobierno se esmera en empardar el régimen de manoteos fiscales que se sufrió en la Comarca hasta esa misma primavera desolada.
Aumentó el gas, esa sustancia vaporosa que entibia y alimenta los hogares de la Comarca. Aumentó el gas en proporciones demenciales, dejando a medio mundo sin saber cómo van a pagar la boleta, cómo harán para que no se lo corten, cómo harán para no engriparse si se quedan sin la flamígera sustancia. El Opa se pone a averiguar qué pasó, y termina aún más helado.
Se han eliminado los subsidios del estado nacional a la boleta del gas, y por lo tanto hay que pagarlo a precio de mercado. No sólo eso: el precio al que el Estado lo compra subió un 128% de un mes a otro. Todavía falta: la única beneficiada de esa suba es una empresa extranjera, de la cual el Ministro responsable del aumento es accionista. El Opa lo explica de nuevo: antes de ser Ministro de Energía, el Sr. Aranguren era CEO de Shell, la famosa petrolera. Renunció a su cargo para ser Ministro, pero le quedaron acciones por el valor de 16 millones de rupias. Es decir, ya no era jefe, pero era dueño, al menos de una parte de la empresa. Es intrascendente si esos 16 millones son una proporción ínfima del capital de la empresa, porque sigue siendo un capital apreciable para cualquier mortal, incluyendo Sarracenos y Pleistocenos.
Bien. Durante la década ganada la Comarca le compraba el gas a Bolivia, la Comarca del norte. Era pésimo negocio, porque hasta no hace mucho podíamos generar gas acá, en nuestra Comarca, sin necesidad de comprarle a nadie. Pero el ex Ministro De Vido, hoy perseguido por saquear el Estado, logró que dejáramos de producir y vender gas, y tuviéramos que comprarlo afuera. Seguimos comprando afuera, pero a la empresa del actual Ministro, mediante una tosca triangulación con otra Comarca vecina, en este caso del otro lado de la cordillera que nos une. Y lo compramos 128% más caro.
Se ha generado un pataleo importante y necesario sobre este tema, y los ojos de la Comarca han comenzado a posarse en el Ministro Aranguren. Tanto así que un senador acomodaticio y chanta lo denunció por varios delitos (varios de ellos bastante probables, en la humilde opinión del Opa que suscribe). El Ministro respondió con una carta pública explicando sus razones, a cuál más inverosímil. Primero dijo que Bolivia ya no podía vendernos todo el gas que la Comarca necesita, y por eso tuvo que salir al mercado a ver qué encontraba. Bolivia sólo podía vendernos algo así como el 80% de lo que necesitábamos. El Ministro no explica por qué no compró ese 80%, y después buscó el mejor precio para comprar el remanente de lo que la Comarca precisaba. Es que tampoco explicó por qué no buscó el mejor precio, simplemente violó el régimen de contrataciones del Estado con ímpetu propiamente peronista: dejó la ley para otro momento y, sin considerar ninguna otra opción, compró a quien sus gónadas sugirieron. Y sus gónadas dijeron “¡Chile!”.
Niega el Ministro que se haya comprado a sí mismo, porque le compró a un ente estatal chileno que funciona como un mayorista, y que no tiene por qué informar a quién le compró ese gas. Es decir, se escuda en que el intermediario elegido a dedazo procaz no le dijo que estaba comprando a la empresa que pertenecía, al menos en parte, al mismo Ministro Aranguren. Este es acaso el más insultante de los argumentos del Ministro, porque equivale a tomar a todo el mundo por idiota, y eso es algo que el Opa, que de esas cosas sabe, no está dispuesto a aceptar livianamente. Ni en ese nivel, ni en ningún otro, un Ministro puede desconocer el origen de lo que le está comprando a un intermediario.
El último argumento fue tan banal como el anterior: dice el Ministro que él no firmó ese acuerdo, que lo firmaron sus subordinados. Como si una decisión fundamental de política energética no fuera monitoreada por el Ministro en persona, aunque recurriera a la astucia cobarde de no poner su firma en ella. Nos recuerda al argumento de De Vido, desconociendo las trapisondas de Lopecito, Jaime y otros ejemplares bajo su dependencia inmediata. Así de imbéciles creen que son los habitantes de la Comarca. Y a juzgar por la cantidad de aplaudidores que ambos tienen, juzga el Opa que tienen razón.
La funcionaria a cargo de la Oficina Anticorrupción salió a desmentir que hubiera incompatibilidad en un Ministro que se compra a sí mismo. La presidenta María Estela Fernández de Neón puede terminar presa por comprarse a sí misma (o a sus testaferros, que es lo mismo). El Ministro Aranguren debe compartir la misma suerte: las cavernarias mazmorras de la Comarca. El delito es el mismo: comprarse a sí mismo, a precio de oro y violando todas las leyes de compras públicas. La forma más burda de pecular al Estado.

La funcionaria sostiene que las cosas no son blancas ni negras, ni que se puede expedir de inmediato. Pero hasta el Opa entiende la claridad del delito. Esa funcionaria, que además integra el partido del Presidente, está protegiendo una de las maniobras más burdas que el Opa recuerde. Ha llegado a ese puesto para encubrir los negociados del nuevo gobierno; también sobre ella deberá tronar el escarmiento cuando termine en el resumidero de la historia.

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