miércoles, 11 de febrero de 2015

Marchar o no marchar

Ahora resulta que un grupo de fiscales y jueces decidió armar una marcha en memoria del fiscal de curioso suicidio. ¿Les contó el Opa que un fiscal apareció suicidado el día antes de ir al Congreso de la Comarca a mostrar sus pruebas contra la Presidenta María Estela Fernández de Neón? Bueno, es el mismo caso.
Ahora en la Comarca se discute si hay que ir o no. Bah, los que lo discuten son los que apoyan a la Presidenta y sus compañeros de expediente. Dicen que esos jueces tienen todos algún occiso en el archivero, que han dejado morir algunas causas resonantes o que tienen por costumbre maltratar al pobrerío de la Comarca o que han ocupado una servilleta demasiado famosa y prontamente olvidada. Y dicen que es ridículo que un grupo de jueces y fiscales salgan a pedir justicia. Que es como que Papá Noel salga a pedir regalos para Navidad. Encima, algunos de los más funestos personajes de la Comarca han prometido su percudida presencia para vilipendiar a la Presidenta.
Hay algo de razón en esos planteos, cree el Opa que muchos de los funcionarios que hoy se victimizan han elegido hacerse los opas con los casos más pesados y han permitido que corruptelas y atentados varios queden impunes. Y que durante años han cobrado ese sobresueldo que salía de las cloacas del Estado, ese sobrecito de la SIDE que se conocía como “la cadena de la felicidad”. Nota el Opa que una cadena, en primer lugar, encadena. Y que, queriéndolo o no, cada uno de los beneficiados ya estaba encadenado al poder oscuro que los digitaba.
Ahora bien. También se pregunta el Opa si realmente esos funcionarios podían eludir la “cadena de la felicidad”, si apartarse de los favores y los telefonazos podían resultarles gratis, o podía costarles la carrera, la familia o algo más. Acaso no sea exagerado pensar que, como en cualquier negocio turbio, a veces uno no elige entrar, pero definitivamente no puede salir sin arriesgarse a estrenar un último traje, finamente confeccionado en guatambú o peteribí.
Pero es curioso que se les exija una valentía contra los aprietes que no tiene ni el más suicida de los superhéroes. Acá, piensa el Opa, hay un cinismo profundo. Hay que ser cretino para condenarlos por pedir justicia y garantías que ellos mismos deberían proveer, ignorando que uno de sus colegas apareció con un cuetazo en el baño de su departamento, abandonado por sus custodios y manipulado como en una telenovela venezolana. No es poca cosa, les mataron a un colega. El Opa lo reitera, porque parece que este hecho es menor: a estos jueces y fiscales que marcharán el 18 les mataron un colega. Uno de ellos, que decidió avanzar en uno de sus tantos casos que podía tener ramificaciones políticas.
Y como si fuera poco, la colega que investiga esa muerte extraña se tiene que desayunar todos los días con las operaciones que le monta el Secretario General de la Efedrina, o incluso su propia jefa,  la Procuradora General de la Comarca que le manipula sus declaraciones. Le revuelven los papeles, la ridiculizan, la burlan desde el mismo poder denunciado por el occiso, le difunden sus medidas antes de que las tome. El Opa no la conoce y no tiene opinión sobre ella; más bien le parece una pálida burócrata medianamente incompetente, que jamás hubiera querido ganar notoriedad a costa de un caso que le cayó como presente griego. Pero claramente la están hostigando feo.
Entonces, encuentra el Opa dos razones para que los fiscales y jueces marchen el 18: les mataron un colega, y la colega que investiga ese temita está sometida a un maltrato feroz. Claro, no le gusta al Opa que en la marcha pueda encontrarse a políticos oportunistas que hasta la semana pasada eran defensores del Modelo, y que hoy saltaron a las aguas procelosas de la oposición. No le gusta el tufillo a “aparato” privado, a evento inflado por el diario Corneta, a las ampulosas alfombras apolilladas de los tribunales y su casta de cucarachones privilegiados. El arquitecto Miguel Fucó, que carajea en francés y juega a las damas con el Padre Rigoberto, dice que marchará porque “hay que limpiar toda esta negrada”.
El Opa iría, sin embargo, más que nada porque no hace tanto, en los gloriosos setenta, las internas peronistas se dirimían con muertos y muertas que se arrojaban por doquier cada uno de los bandos. No le gusta que la política se dirima a carpetazos, filmaciones y “cadenas de la felicidad”.
Pero no sabe si marchar o no, porque según su primo kirchnerista los cumpas del Ministerio tienen fotos del Opa, a los 4 años, comiéndose la plastilina celeste en el jardín de infantes. Y que saben que está atrasado con el Monotributo y que si va a la marcha le pueden sacar la Asignación Universal por Opa. Pero también teme que haya filmaciones de una fiesta en la que una vez fumó cositas. Esto último lo agrega el primo, mientras se jala una línea que asustaría al mismísimo Diego Armando.

Teme que en alguna foto, en alguna filmación, algún día, ocurra algo y aparezca alguien con una sonrisita ladeada que venga a pedirle explicaciones mientras le maltrata los huesos. Así están las cosas hoy en la Comarca.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario