martes, 19 de enero de 2016

La chamarrita de los milicos

El Opa aclara, antes de que el lector se enerve por un ataque de literalidad, que con la palabra milicos no se refiere a los tristemente célebres militares argentinos, casta de prosapia asesina, venal e inoperante. Se refiere a los policías, que son… oh, vaya coincidencia. Igual, se refiere a los policías de pueblo, esos que matean con los vecinos y que generalmente son tipos confiables. Al menos hasta que los compra el de la estación de servicio, que se entongó con el concejal para vender merca.
Recuerda el Opa que en 2008 aparecieron tres tipos muertos en un zanjón. Traficantes novatos en un mercado que siempre tiene una pata dentro del charco de la ilegalidad, quisieron acostar a un tiburón que, circunstancialmente, era el Jefe de Gabinete de Ella, la Faraona. El Jefe de Gabinete está profundamente implicado en el crimen: el Opa ha estudiado el caso cuando escribió su primera novela, y sobre los vínculos referidos hablaban incluso hasta los diarios que luego se volverían furiosamente oficialistas. A los muertos los tuvieron durante tres días en las heladeras del club que preside, en ocasiones por interpósita persona, el susodicho funcionario. Que además ha sido jefe de los tres condenados por el crimen, tanto en el empleo público como en la militancia partidaria y en el tráfico de efedrina. Los tipos estaban presos, condenados, al horno.
Al asumir, la nueva gobernadora se entretuvo esquivando las zancadillas del peronismo bonaerense y se olvidó de tomar el control del sistema penitenciario bonaerense, ese archipiélago Gulag de torturas y negociados. En ese momento se “escaparon” los tres condenados, usando un arma de juguete y robando un triste Fiat 128 que tuvieron que empujar para que arranque. Hasta acá, una operación de la mafia bonaerense, que puede pasarle a cualquiera.
Sin embargo, cuando los funcionarios del área de seguridad de la provincia debieron moverse con cautela, responsabilidad y rapidez, les ganó el reflejo pavote de la campaña permanente. Adictos a la imagen, militantes de la selfie y la espontaneidad bien maquillada, se dedicaron a vender humo y prometer resultados espectaculares. Cuando tuvieron alguna información sobre el paradero de los prófugos, el funcionario Ritonto aprovechó la volada para informar a la prensa que la captura era inminente. Como suele ocurrir con los que posan empavesados como sheriff de cotillón, los prófugos ya se habían escapado también de ese lugar donde preveían atraparlos.
Como si faltaran payasos en el circo, la ministra de seguridad de toda la Comarca apareció para sacarse una foto con la gobernadora y su equipo, una forma burda y soberbia de manotear una cucarda ajena. Con toda su soberbia de Montonera conversa, utilizó los “fierros” del estado nacional para ponerse al frente de la búsqueda. No hay nada que un Monto adore más que salir enfierrado y con tono marcial a buscar al enemigo: así de indeleble es el gen del fascismo subtropical.
Salieron a vender más humo, convirtiendo a la fuga en un sainete nacional. Habían peinado la provincia, recolectando información falsa y comprobando que no manejan ni la policía, ni la gendarmería, ni la SIDE, que constantemente se les reían en la cara. Parte de la urdiembre oscura de la historia de la Comarca, las fuerzas de seguridad son parte del entramado podrido de la política nacional, y con tan endeble materia los funcionarios amarillos quisieron salir a comerse el mundo.
Se les escaparon de nuevo, ahora de un galpón en un pueblito santafesino. Los gendarmes se equivocaron convenientemente, para darles a los prófugos la chance de que siguieran camino. Estaban ya en su patio trasero, donde los buscados iban de pesca y tenían negocios y amores. Finalmente cayeron. Bah, cayó uno.
Pero en la torpeza del chapeo atolondrado difundieron triunfales la captura de los tres delincuentes, tan sólo para tener que desmentirla un rato después porque habían atrapado a uno sólo. El más temible de ellos, el que habló con los medios acusando a la Morsa, el más poronga de los sicarios de Quilmes, cayó porque un bache del camino le hizo perder el control de la camioneta robada en la que escapaban. Lo atraparon magullado y dolorido, hambreado y con sed. Los otros dos lograron escapar. Siguieron eludiendo el aparato de seguridad montado por la ministra, una carísima parafernalia tecnológica derrotada por un bache, varios escuadrones de “la mejor policía de la galaxia” puesta en ridículo por unos milicos en ojota, atrapando sicarios del conurbano en caballos prestados.
Los funcionarios amarillos comprendieron finalmente que hablarse encima es un mal negocio, y se llamaron a prudente silencio. Dos días después, con el papelón consumado, lograron atrapar a los otros dos prófugos, también maltratados por el camino y la innoble errancia. Ahora sí, se tomaron el trabajo de contarlos para asegurarse de que efectivamente tenían a los tres. Pero ya tuvieron que ser más prudentes: no les quedaba más que la pátina del ridículo para cubrirse las vergüenzas.
Como el hábito hace al monje, lo primero que hicieron cuando se aseguraron de tener a los tres tipos bien seguros, fue echarles la culpa del enredo a los funcionarios santafesinos. Pero como el absurdo se empeña en castigar a quienes le tocan el traste, resultó que quien informó que habían capturado a los tres tipos juntos era un gendarme: oficial de una fuerza nacional bajo las órdenes de la ministra de la Nación. Los humildes milicos de pueblo mirarían impertérritos, con la vaga satisfacción por la labor cumplida, a la banda de porteños que vino hasta su rincón olvidado para pasar una temporada alojados en la vergüenza.

Así termina la historia: la soberbia de los compadritos de amarillo desmoronada por un bache, unos milicos en ojotas, un sainete que desnuda una verdad que el Opa presume: ciertos fuegos no se encienden frotando dos palitos. Tampoco se apagan con un baldecito de agua: ciertos temas no se manejan con selfies y asesores de imagen. La tilinguería inoperante y chanta se paga caro, porque se paga en la ominosa moneda del ridículo. O de vidas ajenas.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  2. Muy buen blog! Felicito a su autor. Lo descubrí por casualidad hace poco, un gran hallazgo! Tenes algun libro de tu autoria u otro sitio en el cual te pueda seguir? Saludos!

    ResponderBorrar