domingo, 18 de octubre de 2015

Los manteros del mercado de ideas

El domingo que viene hay elecciones en la Comarca: el Opa ya ha dejado de sentirse atontado por los arrebatos preelectorales y se predispone a votar a conciencia, pero sobre seguro: la opción que ha elegido obtendrá, con suerte, poco más del 5% de los votos. Sabe que no será responsable de ninguno de los distintos males que van a azotar a la Comarca si gana alguno de los tres candidatos que más cerca se encuentran de esa cosa que llaman victoria. Serán males muy distintos, según aconsejan los expertos que medran con la inanidad intelectual de los candidatos; serán males más bien parecidos, según sospechan quienes han vivido algún tiempo en la Comarca.
Es que debajo de la parafernalia de los medios y los discursos de alquiler, la cosa pública en la Comarca se ha vuelto todo tan superficial que ya no disimula que bajo la piel tersa de las soflamas alambicadas hay más coincidencias culturales y de intereses que diferencias basadas en programas concretos. Pero Sarracenos y Pleistocenos se han comido el amague: se desgañitan los amigos del Opa vociferándose mutuamente los infiernos que los aguardan si votan a la opción contraria, porque son tres pero son dos. Por un lado, algunos sostienen que la salvación de la patria vendrá de la mano de un menemista balbuceante que reivindica a la Dictadura y no se cree una sola palabra del discurso que pregonan sus acólitos. Pero por otro lado, sus detractores sostienen que hay que impedirlo, y en cambio hay que votar a un menemista balbuceante que reivindica a la Dictadura y no se cree una sola palabra del discurso que pregonan sus acólitos. Señora lectora, el Opa no se ha confundido. Ponga usted el nombre de los candidatos en cada uno de los roles, y advertirá cuánto se parecen.
Por un lado, el candidato de la Presidenta María Estela Fernández de Neón. Motonauta retirado, ha sido más cauto que el Lole Reutemann, inolvidable casi campeón del mundo que si corría solo salía segundo. El candidato que hoy nos ocupa ha corrido efectivamente solo, y ha sido campeón en categorías en las que no tenía ningún competidor porque era el único que podía comprar una lancha de la categoría más potente. Corría solo, y ganaba. Nunca dejó de hacerlo, Florencio.
Sus fans sostienen que continuará una senda progresista de inclusión revolucionaria. El mismo que continuará la línea dura del clericalismo de la Comarca, con el Padre Rigoberto aplaudiéndolo en la homilía, el mismo que continúa el saqueo de las corporaciones “del palo”, el mismo que festeja la contaminación de la megaminería que le engorda los fondos de campaña, el mismo que ha gobernado la provincia del gatillo fácil y las torturas en comisarías y cárceles, la provincia inviable que devora recursos nacionales y multiplica los pobres como si fueran panes. Hablemos de la igualdad y la libertad y los Derechos Humanos.
Al frente, con un discurso que gira bajo la pacatería republicana, nos encontramos con un tipo que mandó a espiar a sus opositores, asesorado en el área de Defensa por un Carapintada confeso y no arrepentido, y que ha distribuido contratos fantasmas entre los candidatos de su partido y los periodistas afines, que muchas veces son la misma cosa. El mismo que proviene de una familia enriquecida en el desfalco al Estado en épocas amargas, y no ha atisbado a crear una sola empresa decente. Por añadidura, su esposa está imputada por mantener obreros en condición de esclavitud en sus talleres textiles. Hablemos del amor a la ley y al Estado de Derecho.
Dijo el Opa que los candidatos son tres pero son dos. El tercero en discordia sabe que no puede ganar, pero mantenerse en la conversación le garantiza futuro, y hoy por hoy también asegura una segunda vuelta. Delicias de la política de la Comarca. Este candidato promete mano dura contra el pobrerío, pero lo sostiene una red de punteros y dirigentes con más prontuario que trayectoria. Promete terminar con “ladroga”, justo el hombre fuerte de un municipio “narco friendly”. Sabe que en esta partida no llegará a ganar, pero se mantiene a flote aferrado al discurso de demagogia punitiva más brutal y elemental.
Finamente, los tres tratan de orates a los votantes de la Comarca. O acaso hay razones profundas para votarlos, que al Opa se le escapan, agobiado como está por una campaña anodina, aburrida y sin un solo atisbo de creatividad. Sólo un debate guionado le puso un poco de pimienta, pero la sopa electoral era demasiado desabrida para que las cosas cambien demasiado. En ese debate el candidato de la Presidenta Fernández de Neón brilló por su ausencia. Se aseguró de que el nivel de las preguntas descendiera a una pobreza conceptual suficiente como para que pudiera moverse sin pasar mucha vergüenza, y después faltó sin aviso. Pero como en la Comarca no existe la verdad ni la mentira, para los oficialistas fue una movida brillante porque no se expuso a ataques gratuitos; para los opositores fue una muestra de cobardía, irresponsabilidad y mala fe. En rigor de verdad, a nadie le importó: nadie cambió su voto por eso.

El Opa quiere aventar un malentendido. No desprecia los discursos. Cree profundamente en la fuerza de las ideas y en la importancia de concretarlas en acciones tangibles. Pero cuando los discursos son fungibles como una camiseta sucia, se convierten en sarasa, en palabrerío vacuo, en la escenificación de razones mucho más pobres para decidir un voto. Y en la Comarca la palabra está tan devaluada que cotiza muy poco en el mercado político. Y eso no puede augurar nada bueno.

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