miércoles, 7 de enero de 2015

El otro Néstor

Está triste el Opa, y no sabe cuál tristeza atender primero. Como los tantos no deben mezclarse prefiere escribir no uno, sino dos posts para contar sus impresiones sobre ese niño que se murió en el Chaco de olvido y corrupción, y sobre los 12 colegas que en París un par de fanáticos callaron para siempre. Escribirá primero sobre el niño, que dicen que son los únicos privilegiados.
El niño pertenece a la tribu de los Qom, que padece un genocidio lento, minucioso y polvoriento a manos del gobierno Nac&Pop de la Presidenta María Estela Fernández de Neón. Los Qom se distribuyen en el norte olvidado de la Comarca grande, entre selvas y andurriales donde sólo se aventuran los mosquitos y los mercenarios. Los mosquitos para alimentarse con la sangre de los hombres y mujeres y niños de la comunidad. Los mercenarios para, oh, vaya coincidencia…
Como el destino tiene un humor macabro, el niño se llama Néstor, como Él. Se llamaba, lo corregirán al Opa, pero el Opa es obcecado y prefiere pensar que ese niño ya se ha vuelto un símbolo y sigue viviendo de otras maneras menos crueles. El Opa es obcecado, porque la esperanza es una necesidad del alma, que se seca y enturbia si no se la alimenta con esmero. Y es obcecado porque la esperanza que guarda es que Néstor, el niño muerto de desnutrición (no el otro Néstor, el millonario flojo de papeles) sea la última víctima de ese genocidio en cuotas, tan menemista, tan de los ’90. Tan peronista, porque en esos lugares de la Comarca vienen masacrando hermanos aborígenes desde la Primavera Pilagá, ese festival de balas y machetazos con los que el General Perón inauguró la tradición del exterminio silencioso.
Y la Comarca entera se revuelve indignada, por supuesto. Los enemigos de Ella, que jamás titubearon en despreciar a los indios y los pobres, ahora se visten de humanismo plañidero y llevan como bandera la foto del niño muerto por el que no hubieran dado dos centavos la semana pasada. El oportunismo de los Opos, piensa el Opa.
Mientras en la trinchera del frente, Ella guarda el mutismo que acostumbra en estos casos: siempre que murieron pobres de a montones Ella, y antes Él, se escondieron en su mansión de El Calafate, ajenos a todo y al dolor de los humildes. Apareció el Jefe de Gabinete, personaje con cara de pocas luces, y que gobernara justamente la misma provincia donde murió el niño Néstor, el Qom, no el terrateniente. Dijo que se trataba de un caso aislado, y que su provincia había mejorado sus niveles de mortalidad infantil. El Opa se acuerda de 1984, la novelita tenebrosa de Orwell en la que el pasado se manipulaba para emprolijar el presente. Claro, la provincia tenía índices de mortalidad subsaharianos, porque el Estado sólo servía para alimentar las cuatro o cinco familias que lo manejan, y sus punteros, matarifes y funcionarios que viven del presupuesto provincial. Así, el pobrerío, la indiada, se moría como moscas, de enfermedades del siglo XVI, de hambres y pestes; se morían de a miles y a nadie importaba. Ahora, claro, se mueren un poco menos, aunque siguen encabezando el ranking nacional de muertes evitables. Sin inmutarse, el funcionario habló de los 50 años de abandono de esa región, de la que fue Senador Nacional entre 2001 y 2007, y gobernador desde 2007. Ello solo debería alcanzar para que lo lleven al cadalso de los inicuos, pero en la Comarca, ya se sabe…
El Opa no sabe si son cínicos o imbéciles, o una combinación cruel de las dos cosas. La funcionaria etílica Diana Conti, que supo conducir una agenda de “derechosumanos”, dijo sin ponerse colorada que estas pasan porque dejar que los niños mueran de hambre “es una cuestión cultural de los Qom”. La misma funcionaria que dijo que los Mapuches no quieren trabajar y prefieren vivir de la coca y el subsidio. El desprecio por los aborígenes late en sus venas trosko-peronistas, combinación fatal que combina el cinismo y la crueldad, el resentimiento y el desprecio, el racismo y el odio.

Según los médicos Néstor, el niño, murió de desnutrición y tuberculosis. El Opa los corrige: se murió de peronismo, como se mueren los pobres en la Comarca.

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