sábado, 1 de noviembre de 2014

Xenofobia se escribe con “K”

Cada tanto cunde en la Comarca algún pánico nuevo, y casi siempre el Opa ve a los botarates de turno agitarse como gallinas empavesadas para subirse al pánico y agitarlo con indignación sagrada. Parece que si uno se encabrita y encabrona lo suficiente se convierte en un ciudadano decente. Pueden ser los menores de edad, que cada tanto los dedos de la Comarca señalan como los autores de todas las fechorías y crímenes de la prensa roja. Ahora son los inmigrantes, que están en el candelero del miedo público.
Resulta que después de una década de ignorar los esfuerzos por modernizar la justicia penal, a la Presidenta Fernández de Neón se le dio por apresurar un anteproyecto de código procesal penal, al que llamaremos CPP. El CPP es una herramienta para que los jueces y otras aves oscuras resuelvan conflictos, es la hoja de ruta entre el manoteo de cartera y la puerta del calabozo. Se supone que todo lo que pasa en el medio está regulado por el CPP.
Regía en la Comarca el más arcaico de los CPP de la región: el Padre Rigoberto tenía uno en su mesita de luz porque le recordaba al Libro de las Brujas, aquél tomo que indicaba el procedimiento correcto para incinerar mujeres acusadas de brujería. No le pregunten al Opa cómo sabe lo que hay en la mesita de luz del Padre Rigoberto. Pero el fraile adoraba esa institución macabra donde pululaban Torquemadas bisoños con nombramiento vitalicio.
Por eso un nuevo CPP es una buena noticia, porque sale del medioevo y pretende ingresar a la modernidad. Pero como todo lo que toca la Presidenta, acá también metieron los garfios los obsecuentes del populismo bobo. Así, en lugar de mencionar las garantías y la transparencia del proceso, a la Presidenta se le ocurrió resaltar que podrá deportar inmigrantes sin juicio previo. El Opa no es idiota: eso quiere decir que la policía puede decidir que un fulano que vino de otro país cometió un delito y expulsarlo. Una policía experta en armar causas, que luego fiscales y jueces confirmarán para “hacer estadística”.
El carapintada abonado al presupuesto nacional, Camarada Sergio Berni, explicó que la Comarca está hostigada por los delincuentes extranjeros, pero lo desmiente la poca información pública confiable. Mientras, la Presidenta asentía y peroraba: “entran por una puerta y salen por la otra”. Hace 15 años que dice lo mismo. El finado también lo decía.
Pero resulta que no.
Resulta que los delitos cometidos por inmigrantes son una minoría minimísima. Algunos hay, por supuesto, pero no para justificar ponerlos en ese espacio resbaladizo que ocuparon judíos, gitanos, izquierdistas, opositores, y, en la etapa final del populismo de bolsillos flacos, los laburantes. Es que el populismo penal siempre necesita agarrar algún sector vulnerable y sindicarlo como la causa de todos los males, desde las Siete Plagas de Egipto hasta el último asalto en Isidro Casanova, hace 4 minutos.
Cuando uno piensa en los grandes delincuentes extranjeros piensa en el delito organizado. Y allí tiene que dejar de pensar, porque las huellas llegan hasta el perenne Aníbal Fernández, hasta Sergio Massa, hasta Mauricio Macri. Hasta Ella, y hasta Él. Y sus socios. Los peligrosos manejan medio gobierno y media oposición, son los dueños de la Comarca y de los tribunales. Comen asado con los jueces, les tiran unas rupias a la policía.

Los verdaderos peligrosos que saltan de una Comarca a otra no son el carterista boliviano ni el paraguayo que vende “faso”. Pero ellos pagarán por todas las culpas, porque en la república populista los primeros privilegiados son los pobres. Sobre todo cuando por fin los van a poder meter presos rapidito, como quiere Ella. Como quería Él.

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