Ha
caído un invierno helado en la Comarca, y escasean los abrigos y los abrazos casi en idéntica proporción. El
Opa se refiere al abrazo sin dobleces, sin sospecha ni complicidad, al menos no
en el sentido legal del término. Porque el invierno ha llegado con crueldad
inusitada, y apenas entrevista por el Opa cuando metió su papeleta en la urna
en las postrimerías de la primavera pasada. Apenas entrevista pero no del todo
prevista, por lo que le caben las generales de la ley. Pero además porque el
gobierno se esmera en empardar el régimen de manoteos fiscales que se sufrió en
la Comarca hasta esa misma primavera desolada.
Aumentó
el gas, esa sustancia vaporosa que entibia y alimenta los hogares de la
Comarca. Aumentó el gas en proporciones demenciales, dejando a medio mundo sin
saber cómo van a pagar la boleta, cómo harán para que no se lo corten, cómo
harán para no engriparse si se quedan sin la flamígera sustancia. El Opa se
pone a averiguar qué pasó, y termina aún más helado.
Se han
eliminado los subsidios del estado nacional a la boleta del gas, y por lo tanto
hay que pagarlo a precio de mercado. No sólo eso: el precio al que el Estado lo
compra subió un 128% de un mes a otro. Todavía falta: la única beneficiada de
esa suba es una empresa extranjera, de la cual el Ministro responsable del
aumento es accionista. El Opa lo explica de nuevo: antes de ser Ministro de
Energía, el Sr. Aranguren era CEO de Shell, la famosa petrolera. Renunció a su
cargo para ser Ministro, pero le quedaron acciones por el valor de 16 millones
de rupias. Es decir, ya no era jefe, pero era dueño, al menos de una parte de
la empresa. Es intrascendente si esos 16 millones son una proporción ínfima del
capital de la empresa, porque sigue siendo un capital apreciable para cualquier
mortal, incluyendo Sarracenos y Pleistocenos.
Bien. Durante
la década ganada la Comarca le compraba el gas a Bolivia, la Comarca del norte.
Era pésimo negocio, porque hasta no hace mucho podíamos generar gas acá, en
nuestra Comarca, sin necesidad de comprarle a nadie. Pero el ex Ministro De
Vido, hoy perseguido por saquear el Estado, logró que dejáramos de producir y
vender gas, y tuviéramos que comprarlo afuera. Seguimos comprando afuera, pero
a la empresa del actual Ministro, mediante una tosca triangulación con otra
Comarca vecina, en este caso del otro lado de la cordillera que nos une. Y lo
compramos 128% más caro.
Se ha
generado un pataleo importante y necesario sobre este tema, y los ojos de la
Comarca han comenzado a posarse en el Ministro Aranguren. Tanto así que un
senador acomodaticio y chanta lo denunció por varios delitos (varios de ellos
bastante probables, en la humilde opinión del Opa que suscribe). El Ministro
respondió con una carta pública explicando sus razones, a cuál más inverosímil.
Primero dijo que Bolivia ya no podía vendernos todo el gas que la Comarca
necesita, y por eso tuvo que salir al mercado a ver qué encontraba. Bolivia
sólo podía vendernos algo así como el 80% de lo que necesitábamos. El Ministro
no explica por qué no compró ese 80%, y después buscó el mejor precio para
comprar el remanente de lo que la Comarca precisaba. Es que tampoco explicó por
qué no buscó el mejor precio, simplemente violó el régimen de contrataciones
del Estado con ímpetu propiamente peronista: dejó la ley para otro momento y,
sin considerar ninguna otra opción, compró a quien sus gónadas sugirieron. Y
sus gónadas dijeron “¡Chile!”.
Niega
el Ministro que se haya comprado a sí mismo, porque le compró a un ente estatal
chileno que funciona como un mayorista, y que no tiene por qué informar a quién
le compró ese gas. Es decir, se escuda en que el intermediario elegido a dedazo
procaz no le dijo que estaba comprando a la empresa que pertenecía, al menos en
parte, al mismo Ministro Aranguren. Este es acaso el más insultante de los
argumentos del Ministro, porque equivale a tomar a todo el mundo por idiota, y
eso es algo que el Opa, que de esas cosas sabe, no está dispuesto a aceptar
livianamente. Ni en ese nivel, ni en ningún otro, un Ministro puede desconocer
el origen de lo que le está comprando a un intermediario.
El
último argumento fue tan banal como el anterior: dice el Ministro que él no
firmó ese acuerdo, que lo firmaron sus subordinados. Como si una decisión
fundamental de política energética no fuera monitoreada por el Ministro en
persona, aunque recurriera a la astucia cobarde de no poner su firma en ella.
Nos recuerda al argumento de De Vido, desconociendo las trapisondas de
Lopecito, Jaime y otros ejemplares bajo su dependencia inmediata. Así de
imbéciles creen que son los habitantes de la Comarca. Y a juzgar por la
cantidad de aplaudidores que ambos tienen, juzga el Opa que tienen razón.
La funcionaria
a cargo de la Oficina Anticorrupción salió a desmentir que hubiera incompatibilidad
en un Ministro que se compra a sí mismo. La presidenta María Estela Fernández
de Neón puede terminar presa por comprarse a sí misma (o a sus testaferros, que
es lo mismo). El Ministro Aranguren debe compartir la misma suerte: las
cavernarias mazmorras de la Comarca. El delito es el mismo: comprarse a sí
mismo, a precio de oro y violando todas las leyes de compras públicas. La forma
más burda de pecular al Estado.
La
funcionaria sostiene que las cosas no son blancas ni negras, ni que se puede
expedir de inmediato. Pero hasta el Opa entiende la claridad del delito. Esa
funcionaria, que además integra el partido del Presidente, está protegiendo una
de las maniobras más burdas que el Opa recuerde. Ha llegado a ese puesto para
encubrir los negociados del nuevo gobierno; también sobre ella deberá tronar el
escarmiento cuando termine en el resumidero de la historia.
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